Este jueves fue reanudado en Kuala Lumpur el juicio por homicidio que enfrentan dos jóvenes chilenos en Malasia -cuya audiencia había sido aplazada el lunes- y en el cual arriesgan la pena de muerte si es que se les declara culpables, después de un receso de mes y medio.
Felipe Osiadacz (27 años) y Fernando Candia (30) arriesgan ser condenados a la horca por un confuso incidente que le costó la vida a un ciudadano malasio al interior del hotel en que se encontraban en agosto de 2017 durante sus vacaciones.
Ambos se encontraban arropados por sus familiares y animados durante el juicio, al constatar que el proceso sigue su curso tras varios aplazamientos.
El proceso judicial se retomó con una nueva fiscal a cargo de la investigación, luego que el anterior persecutora dejara el caso para tomarse vacaciones, a pesar de que la fecha del juicio estaba acordada con más de un mes de anticipación.
La fiscalía continuó hoy con la declaración de tres oficiales de policía: un operador de emergencia, un fotógrafo de la escena y otro forense.
En una vista con ritmo pausado, las declaraciones se centraron en aspectos técnicos y el horario de las instantáneas tomadas.
Está previsto que el viernes se prosiga con la declaración de otros cuatro oficiales que investigan el caso.
Cabe recordar que durante la última jornada del juicio, la fiscal solicitó que los involucrados se declararan culpables por el delito a cambio de una sentencia de 30 años de cárcel, evitando la pena de muerte. Sin embargo, la defensa de los chilenos se negó al acuerdo y seguirá alegando por la inocencia de los jóvenes.
La fiscalía tiene hasta el 9 de octubre para concluir con la exposición de sus argumentos.
Según la versión de los detenidos, el fallecido los siguió hasta el hostal donde se hospedaban para pedirles dinero, tras lo cual se produjo un "forcejeo" en el que el malasio falleció.
De acuerdo con el informe forense, la víctima estaba "bajo la influencia de diversos estupefacientes" y los chilenos acusados alegan que lo acontecido fue "en defensa propia".
Antes de que se aplazara el juicio el 8 de agosto declaró el recepcionista del hotel -uno de los testigos- y empezó la declaración de los policías que investigaron el caso.
Malasia aplica la pena de muerte en la horca a los condenados por narcotráfico y homicidio voluntario.