"Estoy muy esperanzado en que en los temas sustantivos de largo plazo vamos a volver a tener una coincidencia", señaló el Mandatario chileno en entrevista con el diario azteca Reforma.
El enfrentamiento entre México y Chile por la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA) fue un incidente "poco feliz" y "un malentendido", afirmó el presidente Ricardo Lagos en una entrevista publicada por el diario azteca Reforma.
"Yo estoy muy esperanzado en que en los temas sustantivos de largo plazo vamos a volver a tener una coincidencia y este quedará como un incidente poco feliz en la historia de nuestras relaciones", señaló Lagos.
El Gobernante chileno destacó "la gran coincidencia" que México y Chile han tenido en política exterior, que se reflejó en el caso de la invasión estadounidense a Irak, que ambos países rechazaron desde sus puestos en el Consejo de Seguridad.
Explicó que el malentendido ocurrió porque en Latinoamérica no existe un foro de discusión política como en otras regiones, donde se dirimen las diferencias.
Agregó que tanto Chile como México tuvieron la misma idea de hacer algo distinto de la OEA y emprendieron con fuerza las candidaturas de José Miguel Insulza, a la postre el ganador, y del canciller mexicano Luis Ernesto Derbez.
"Y ahí se produjo un gallito (competencia de fuerza) de quién tenía más votos y qué sé yo", dijo.
No hay resentimientos
Lagos destacó que no hay resentimientos entre él y el presidente de México, Vicente Fox, cuya relación consideró "privilegiada" y hasta de "amigos".
"Me gustaría, cuando él deje la Presidencia -yo ya voy a ser un simple ciudadano en Chile- poder volver a platicar con él como lo hemos hecho de presidente a presidente", afirmó.
"Creo que en esas conversaciones hubo una identificación, una identidad, una forma común de mirar al mundo y aprendí a tener no sólo respeto al presidente Fox, sino también cariño y creo que como resultado de esto hay una amistad que quisiera preservar", añadió.
Lagos, economista y abogado socialista que encabezó la oposición a Augusto Pinochet (1973-90), señaló que lo único que los chilenos pueden "deberle" al general es el que "muchos aprendieron a amar la democracia" y que "mi verdad termina donde inicia la tuya y que ambas tienen que coincidir".
El Mandatario, que dejará el Gobierno en marzo de 2006, consideró que parte de los problemas de Latinoamérica "provienen de una ortodoxia demasiado estricta, pura tendencia neoliberal de creer que los mercados resuelven las cosas y que el crecimiento por sí solo basta".
Indicó que los países de la región tienen la sensación de que "hicieron las tareas que había que hacer", que se conocen como Consenso de Washington y que impusieron el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) como condición a sus préstamos, pero que finalmente no tuvieron los resultados de crecimiento esperados.
"Chile es un buen alumno, pero hizo cosas que no estaban en el Consenso de Washington", como mantener superávit estructural y poner trabas a la entrada de capitales especulativos.
Además, consideró que tan peligroso para la estabilidad de la democracia es "un general golpista" como un "ministro de Hacienda populista". (EFE)
