Esta jornada se confirmó el primer caso en Chile de un humano contagiado con sporothrix brasiliensis, un hongo que puede generar lesiones en la piel y otras consecuencias, y que es generalmente transmitido por los gatos.
El contagio humano corresponde a una mujer de 59 años, residente de la comuna de Concón, confirmó esta jornada el Centro de Diagnóstico e Investigación de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Valparaíso.
El hongo le fue transmitido por su gato, que a su vez le fue contagiado por felinos vecinos. El animal tuvo que ser sacrificado, debido a las complicaciones que sufrió por la infección, constatadas en un control veterinario.
"Este hongo produce una infección en la piel y se puede manifestar principalmente por úlceras que pueden progresar y extenderse por todo el cuerpo, especialmente cuando no se recibe un tratamiento oportuno y cuando, en este caso, los felinos están, por ejemplo, inmunodeprimidos", expuso en Cooperativa Regiones el presidente del Colegio Médico de Valparaíso, Ignacio de la Torre.
"En este caso, los felinos también van a perder peso, se decaen e incluso pueden fallecer por esta razón. Y el principal riesgo para nosotros como humanos es que este hongo ha demostrado que es contagioso, que puede ser contagiado al ser humano y van a estar en mayor riesgo aquellas personas que sean inmunodeprimidos", agregó.
QUINCE ANIMALES CONTAGIADOS EN EL PAÍS
Según publicó La Tercera, los primeros hallazgos en animales se registraron a finales de 2022 en la Región de Magallanes, en una serie de gatos que fueron atendidos en la veterinaria Timaukel de Punta Arenas.
Los felinos tenían lesiones en la piel de aspecto sanguinolento y ulceroso, afectando principalmente a sus rostros y cuerpos.
Hasta el momento se han confirmado 11 casos (10 gatos y un perro), mientras que hay otros 15 en investigación en las regiones Metropolitana y de Magallanes.
La directora del Laboratorio de Microbiología Clínica y Microbioma (MCM) de la Escuela de Medicina Veterinaria de la Universidad Andrés Bello (UNAB), Pamela Thomson, precisó que "las lesiones se extienden por todo el cuerpo, pueden destruir el tabique nasal, afectar el sistema respiratorio y los nódulos linfáticos. Los felinos pierden peso en forma acentuada, se decaen, pudiendo incluso morir".
En el caso de los humanos, los signos se presentan de forma similar en la piel y pueden ser más graves en pacientes inmunosuprimidos, en los que se podría ver afectado el sistema linfático, los ojos, nariz o pulmones.
"La mayor incidencia de esta enfermedad ocurre en felinos machos no castrados con libre acceso al exterior y, por lo general, su hábito de arañar la vegetación facilita la dispersión del hongo en el ambiente", explicó la experta.