Después de décadas de lluvia de ideas científicas, años de construcción y más de 1.500 millones de dólares, la sonda Parker, de la Agencia Aeroespacial de Estados Unidos (NASA), ya va rumbo a transitar lo más cerca del Sol que cualquier otra nave lo ha hecho hasta el momento.
La sonda, de dimensiones pequeñas (65 kilos y 3 metros de altura), se desplazará a 700 mil kilómetros por hora, soportará temperaturas de 1.400 grados centígrados y llegará a una distancia de sólo seis millones de kilómetros de nuestra estrella más cercana: equivalentes a cuatro centímetros de si la Tierra estuviera a un metro del Sol.
Y ahora que la nave espacial, en una misión que se considera como "histórica", finalmente abandonó la Tierra, aquí es donde el viaje lo llevará, como explica el sitio Space.com:
La potencia con la que la sonda escapó de la órbita de la Tierra, gracias a tres pesados cohetes Delta-IV que fueron dispararon durante el lanzamiento, lo llevará al vecindario del planeta Venus en solo seis semanas, llegando a fines de septiembre
El 28 de septiembre, la nave tendrá que realizar una cuidadosa maniobra diseñada para reducir su velocidad y comenzar su "baile" calculado con el Sol. Esa maniobra, llamada ayuda de gravedad, pasará un poco de la aceleración de la nave espacial al planeta e impulsará la sonda un poco más al Sol.
Luego, la sonda comenzará la primera de sus 24 órbitas alrededor del Sol -con su primer acercamiento cercano, o perihelio (de peri- "alrededor de, rodeando a", y helios, "Sol")- el 1 de noviembre.
De acuerdo al sitio de divulgación científica, cada órbita tendrá forma de pétalo, rozando el Sol de cerca y luego volando hacia el espacio para cerrar la elipse. La mayor parte del trabajo científico de la sonda llegará cuando esté a un cuarto de la distancia entre la Tierra y el Sol, aunque el equipo espera que los instrumentos puedan activarse la mayor cantidad de tiempo posible.
Las primeras órbitas, aunque vayan a ser más lejos del Sol, serán especiales porque la nave pasará su tiempo cerca de la estrella el equivalente de la órbita geosincrónica (que tiene el mismo periodo orbital que el periodo de rotación sideral de, en este caso, la estrella, por lo que el satélite orbita a la misma velocidad en la que ésta está girando y parece que la nave se mantiene en su lugar fijo) sobrevolando la misma región.
Mientras la nave espacial se mantenga al ritmo de la rotación del Sol, podrá observar cómo se comporta la misma región del Sol en un período de aproximadamente 10 días.
A medida que la misión continúe, la nave espacial se acercará cada vez más al sol, llegando a menos de 6 millones de kilómetros por encima de la capa visible que consideramos superficie. En cada órbita, la nave tomará las mismas medidas a diferentes profundidades en la atmósfera, que se llama corona.
Los científicos esperan que esto los ayude a descifrar cómo la corona se calienta tanto y cómo el Sol produce fenómenos como el viento solar y las erupciones solares, que tienen graves repercusiones en los viajes espaciales, los satélites e incluso la vida en la Tierra.
"Exprimir tanta ciencia como sea posible"
Pero mientras Parker recolecta toda esa información, la nave espacial no podrá comunicarse con nuestro planeta. En cambio, se enfocará en hacer tantas observaciones como sea posible. Luego, enviará grandes cantidades de información en lotes, detalla Space.com.
Varios de esos barriles de datos vendrán cuando la nave espacial ejecute otra tarea crucial: bailar alrededor de Venus para acercarse más al Sol. La sonda repetirá la maniobra de ayuda de gravedad (mencionada anteriormente) planeada para fines de septiembre un total de siete veces a lo largo de la misión.
Y si todo va bien, los científicos pueden obtener una bonificación además de la gran cantidad de datos solares: observaciones de Venus.
El fín del camino
Todo lo bueno tiene su final, y la misión solar Parker durará hasta mediados de 2025. Si la nave todavía tiene combustible, los científicos esperan que la misión pueda, en teoría, extenderse. Pero tarde o temprano, ese combustible se agotará y la nave espacial estará indefensa, su escudo térmico de alta tecnología se volverá inútil.
Los instrumentos y el esqueleto de la sonda se romperán lentamente hasta que no quede nada excepto el escudo térmico.
"Con suerte un largo, largo período de tiempo - 10, 20 años (una vez que la nave se quede sin combustible y se rompa) - habrá un disco de carbono flotando alrededor del sol en su órbita", dijo el pasado 9 de agosto el gerente del proyecto Parker Solar Probe, Andrew Driesman.
Finalmente, será un recordatorio solitario de que la estrella una vez inspiró a los humanos a desarrollar la tecnología para alcanzarla y "tocarla": "Ese disco de carbono estará disponible hasta el final del sistema solar", adelantó Driesman.