La Fiscalía francesa reabrió este fin de semana la causa por la muerte de la princesa Diana de Gales, ocurrida en agosto de 1997, tras las sospechas que las pruebas médicas del conductor fueron adulteradas.
Autoridades permitieron volver a examinar la evidencia que concluyó que la princesa de Gales murió a causa de un accidente automovilístico, provocado por el conductor que manejaba bajo la influencia del alcohol.
Las dudas sobre los exámenes de sangre del conductor fueron expresadas por el jefe de la causa británica de la muerte de Diana, el ex alto comisionado para Scotland Yard, lord John Stevens.
Ante esto, Thierry Betancourt, el juez que lleva la causa, interrogará nuevamente a los expertos forenses, Dominique Lecomte, y Gilbert Pepin, que realizaron el post-mortem de Paul y presentaron los resultados sanguíneos de esas pruebas.
En la evidencia dada por Pepin, señaló que la muestra sanguínea de Paul daba 1,74 gramos por litro de alcohol, aunque esta declaración no tuvo justificativo en los exámenes.
La investigación de Scotland Yard tiene previsto entregar sus conclusiones a finales de 2006.
Lady Di murió en la madrugada del 31 de agosto de 1997 junto a su pareja, el multimillonario Dodi Al Fayed, y el conductor de ambos, el francés Henri Paul, cuando el Mercedes en el que viajaban colisionó contra una columna del Puente del Alma, en París. (Cooperativa.cl)