Tras los trabajos de una obra de construcción en una cueva de Crimea, este de Europa, se encontraron los restos de una de las aves más gigantescas de todos los tiempos.
El espécimen, que midió 3,5 metros de altura y pesó 450 kilos, genera sorpresa por la ubicación en la que fue desenterrado: La cueva Taurida de Crimea, en el límite de Rusia y Ucrania, debido a que los ejemplares de aves gigantes son propios de Madagascar, Nueva Zelanda y Autralia.
La autora principal del estudio desarrollado por la Academia de Ciencias de Rusia, Nikita Zelenkov, explicó la extrañeza que tuvo al analizar el fósil.
"Cuando sentí por primera vez el peso del hueso que tenía en la mano, pensé que debía ser un fósil de ave elefante porque no se habían reportado aves de este tamaño en Europa", expresó.
Zelenkov informó que "aún no tenemos datos suficientes para decir si estaba más estrechamente relacionada con las avestruces u otras aves, pero estimamos que pesaba alrededor de 450 kilogramos. Este formidable peso es casi el doble que el del moa más grande; tres veces el ave viva más grande, el avestruz común, y casi tanto como un solo polar adulto".
Aunque la especie era conocida, no se habían hecho investigaciones para dar con el tamaño de esta ave no voladora, atribuida a la especie Pachystruthio dmanisensis, y se especula que una de sus características era la velocidad, según publicó ABC de España.
Según los investigadores, el ejemplar pudo haber sido común en la época de los primeros homininos de Europa lo que sugiere que pudo haber sido una fuente de alimento, huesos y plumas para los humanos primitivos.