Monte Verde, el asentamiento humano situado en el sur de Chile que data de más de 18.000 años de antigüedad y que obligó a reescribir la historia del origen del poblamiento de América, está a unos pasos de ser declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.
"El Estado chileno está trabajando con los científicos para nombrar Monte Verde como patrimonio de la humanidad. Faltan algunos pasos más como conservar el sitio y la colección, pero estamos avanzando", dijo a Efe el arqueólogo y antropólogo Tom D.Dillehay.
El experto, quien empezó a estudiar el yacimiento a finales de los años 70, se reunirá este octubre en México con autoridades de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) con el objetivo de impulsar la declaración.
Durante gran parte del siglo XX se creía que los primeros pobladores de América pertenecían a la cultura Clovis, quienes se estima que habrían ingresado al continente americano por el estrecho de Bering, hacia Alaska, hace aproximadamente 13.500 años.
Haciendo historia
Todo cambió en 1997 cuando un grupo de arqueólogos visitó el yacimiento de Monte Verde, localizada en una zona boscosa de la región de Los Lagos.
El equipo de eminentes expertos certificó que los restos encontrados en ese remoto enclave pertenecían a una ocupación humana de hace más de 14.000 años, un milenio antes de la aparición, en América del Norte, de los cazadores de Clovis.
Nuevas excavaciones lideradas por Dillehay en 2013 revelaron que el asentamiento era incluso más antiguo de lo que habían calculado desde un principio. El hallazgo de distintos objetos de piedra y restos orgánicos permitieron determinar que Monte Verde estuvo ocupada por humanos desde hace 18.500 años.
"Monte Verde ha sido uno de los sitios más importantes para derribar la teoría del poblamiento tardío o consenso Clovis", explicó Dillehay durante una conferencia organizada por Imagen de Chile.
Una sofisticada cultura
El descubrimiento de Monte Verde no solo reveló la existencia de un poblamiento 4.000 años anterior al de la cultura Clovis sino que también dio pistas de una cultura sofisticada que además de cazar, recolectaba plantas.
"Cabe recordar que Monte Verde está situado en el Cono Sur de América y que, probablemente, si esta zona estuvo poblada hace más de 18.000 años eso quiere decir que la presencia de humanos en Alaska o Canadá tiene que ser muy anterior, quizá de 20.000 años atrás", agregó Dillehay.
El asentamiento descubierto en Monte Verde contaba con una estructura parecida a un toldo de 18 metros de largo que fue construida para acoger a un grupo de entre veinte y treinta personas.
Unas estacas clavadas en la tierra soportaban una estructura de troncos de árboles amarrados con cordeles confeccionados de junquillo y cubiertos con pieles de animales, "parecida a las que hasta hace poco menos de cien años utilizaban los indígenas que habitaban los fiordos de la Patagonia", explicó Dillehay.
En el suelo de la antigua barraca se encontraron pedazos microscópicos de cuero que sugerirían la existencia de un suelo alfombrado hecho con pieles de animales.
El interior estaba dividido con espacios individuales de residencia separados por tabiques hechos con palos y tablones que contaban con unos pequeños hoyos recubiertos con arcilla que se utilizaban como braseros.
Fuera de la carpa se localizaron dos grandes fogatas comunitarias, un mortero de piedra y hasta la marca de tres pisadas humanas, lo que indica, según el experto, una "amplia variedad de tareas domésticas".
La importancia de la geografía
La turba y una fina capa de ceniza, procedente de una eventual erupción del volcán Calbuco, habría permitido que la materia orgánica se preservara a lo largo de los milenios.
"Sólo existen tres lugares en el mundo en los que la materia orgánica de un yacimiento de esta antigüedad se encuentre en un buen estado de conservación y posiblemente este sea mucho más completo", aseveró el experto.
Con el objetivo de que esta "joya arqueológica" sea declarada como patrimonio de la humanidad, la Fundación Monte Verde trabaja para preservar el entorno y crear un museo que muestre una reproducción de los artefactos encontrados.
Otro de los requisitos que exige la Unesco es que los terrenos en los que se encuentra el asentamiento pertenezcan a un sólo propietario, motivo por el cual la fundación está animando a los cuatro titulares de la parcela a ceder su propiedad al Estado.
"Monte Verde es la última parada del tren migratorio. Es probablemente uno de los sitios más antiguos de América y como tal debe ser protegido y reconocido como corresponde", concluyó Dillehay.