Un análisis genético reveló que el origen de los pingüinos fue en las aguas templadas de Nueva Zelanda y no en la Antártica
El estudio, titulado "Genome-wide analyses reveal drivers of penguin diversification", liderado por Juliana Vianna, académica de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Universidad Católica, reconstruyó la historia que cuenta el genoma de 18 especies de estas aves no voladoras para comprender dónde, cuándo y qué condiciones impulsaron la diversificación de linajes.
La investigación reveló que las variaciones térmicas, según identificaron, fue un componente clave en este proceso, el calor, sumado a cambios en el paisaje, habrían sido los detonantes de que hoy registremos al menos 18 especies de pingüinos, la única familia existente de aves buceadoras no voladoras.
El estudio, publicado recientemente en la prestigiosa revista PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences of the USA), analizó el genoma de las especies de pingüinos y, además, realizó un estudio ecológico, en base a la medición de clorofila, temperatura y salinidad, que permitió trazar su desplazamiento geográfico en relación al ambiente climático.
Ambas mediciones permitieron profundizar en la historia de su diversificación y adaptación a los diversos entornos en que hoy los podemos observar. Así, lograron identificar que su origen se remonta hace aproximadamente 22 millones de años y que el Aptenodytes (grupo al que pertenecen el pingüino rey y emperador) fue el primer grupo en divergir.
"Buscamos identificar qué genes estaban bajo selección y que permitieron la adaptación en diversas regiones desde las más templadas a otras más frías, esto nos permitió reconstruir la historia de su evolución, desde el origen hasta los que conocemos hoy", señaló Vianna.
Este trabajo confirma que los pingüinos, como especie, son sensibles a los cambios climáticos.
Lecciones ante el cambio climático actual
A diferencia de los periodos de glaciación del pasado, los cambios climáticos que experimenta el planeta actualmente son acelerados.
Actualmente se estudian estos escenarios que pueden beneficiar a algunas especies, mientras otras pueden ser perjudicadas hasta el extremo de su extinción. En el caso de los pingüinos, se ha observado empíricamente que su ubicación está siendo modificada por las condiciones climáticas.
"En la Antártica, el pingüino adelia y barbijo han disminuido sus tamaños poblacionales, mientras que en el caso del papúa se está extendiendo, gracias a que su dieta es más amplia y su origen sub-Antártica", concluye la investigadora.