Los nazis quisieron matar a Winston Churchill con bombas cubiertas de chocolate
Buscaban aprovecharse de la afición del primer ministro a los dulces.
El plan fue descubierto por los espías británicos.
Buscaban aprovecharse de la afición del primer ministro a los dulces.
El plan fue descubierto por los espías británicos.
Los nazis intentaron matar a través de bombas cubiertas de chocolate al primer ministro británico Winston Churchill durante la Segunda Guerra Mundial.
Así lo asegura una publicación del diario The Telegraph que, basándose en diversos documentos históricos refiere un complot nazi que pretendía asesinar al estadista de conocida afición por los dulces.
Según la versión, los enemigos del Eje planearon colocar dentro de los chocolates preferidos por Churchill artefactos explosivos para acabar con su vida y la de quienes lo acompañaran en el comedor que utilizaba como sala de Gabinete de Guerra durante el conflicto.
El plan fue, sin embargo, descubierto por los espías británicos del MI5. Uno de sus jefes, Victor Rothschild, envió entonces una carta caratulada como de "alto secreto" (fechada el 4 de mayo de 1943) en la que pidió al artista Laurence Fish, adscrito a su unidad, que hiciera una ilustración alusiva.
Churchill (1874-1975) es una de las figuras emblemáticas de la Segunda Guerra Mundial. |
Rosthschild contó a Fish cómo funcionaba el mecanismo, que suponía que la explosión se produciría siete segundos después de romper la barra de chocolate.
"Estimado señor Fish, me pregunto si usted podría hacer un dibujo para mí de una losa de explosivo de chocolate. Hemos recibido información de que el enemigo está utilizando losas de libras de chocolate, que son de acero con una cubierta muy fina de chocolate real. En el interior hay explosivos de alto poder y algún tipo de mecanismo de retardo (...) Cuando se rompe un trozo de chocolate en un extremo de la forma habitual, un trozo de tela se pone de manifiesto pegado al centro de la pieza y suena un tictac en mitad del resto de la losa", señala la misiva reproducida por The Telegraph.
La carta fue descubierta por la viuda de Fish, la periodista Jean Bray, mientras ordenaba sus bienes tras de la muerte del artista a la edad de 89 años, en 2009.