Gobierno británico "fichó" a Al Gore como asesor sobre cambio climático
La idea de la administración que encabeza Tony Blair es mejorar la "llegada" en Estados Unidos, para convencer a Washington de la necesidad de combatir el efecto invernadero.
La idea de la administración que encabeza Tony Blair es mejorar la "llegada" en Estados Unidos, para convencer a Washington de la necesidad de combatir el efecto invernadero.
El Gobierno británico "fichó" al ex vicepresidente estadounidense Al Gore como su asesor para la lucha contra el cambio climático, en la que Londres aspira a tener un liderazgo mundial.
La noticia del nombramiento de Gore, convertido en paladín del combate contra el calentamiento del planeta, coincide con la difusión de un informe del Gobierno de Tony Blair sobre las desastrosas consecuencias económicas de ese fenómeno.
Con el fichaje del político demócrata estadounidense, quien ya dedicó una película al tema, titulada "Una verdad molesta", Londres pretende "vender" mejor el problema en Estados Unidos, donde sólo algunos estados -como California- han decidido tomar medidas.
El llamado informe Stern, por el nombre de su autor, Nicholas Stern, ex economista jefe del Banco Mundial y actualmente alto funcionario del Gobierno británico, propone una reforma en profundidad del incipiente mecanismo europeo de canje de emisiones de CO2.
El ministro británico del Tesoro, Gordon Brown, propondrá a los líderes de los países de la Unión Europea recortar en 30 por ciento las emisiones de dióxido de carbono de aquí al año 2020 y en 60 por ciento para el año 2050.
Brown quiere además involucrar en el mecanismo de canje de emisiones a otros países o a estados como el de California.
En su informe, Stern señala que el mundo está aún a tiempo para invertir los peores efectos del calentamiento del planeta, aunque advierte de que, a menos que se adopten acciones urgentes a nivel internacional, las consecuencias se convertirán en irreversibles.
De acuerdo con Nicholas Stern, la inacción en esa materia costará a la economía mundial entre cinco y 20 por ciento del Producto Interno Bruto, mientras que reducir las emisiones de CO2 ahora, como propone, representaría un costo de sólo un punto del PIB.
Según fuentes del Gobierno británico, Londres confía aún en que Estados Unidos, principal emisor del gas considerado causante del efecto invernadero, se convenza de la racionalidad económica de esa lucha y colabore con el resto del mundo en el combate contra el calentamiento del planeta.
Londres insiste en que es preciso acelerar las negociaciones internacionales sobre un documento que sustituya al protocolo de Kioto para la reducción del efecto invernadero, negociaciones que comenzarán el próximo mes en el marco de la cumbre de ONU en Nairobi.
En opinión de Tony Blair, un futuro acuerdo necesita del apoyo de Estados Unidos, que no quiso sumarse al proceso de Kioto con el argumento de que era perjudicial para su economía.
Según Alden Meyer, director de política y estrategia de la Unión de Científicos Preocupados de EE.UU., citado por el diario británico The Guardian, la única posibilidad de que Washington cambie de política antes de las elecciones de 2008 es que una delegación de las principales industrias del país presione a la Casa Blanca.
Mientras tanto, en el Reino Unido, el ministro para el Medio Ambiente, David Miliband, reveló que el Gobierno laborista proyecta introducir lo que califica de "impuestos verdes" (ecológicos). (EFE)