El terremoto que sacudió México el 19 de septiembre causó la fuga de casi 830.000 individuos de especies invasoras, consideradas una amenaza a la biodiversidad, a raíz de los daños registrados en la infraestructura acuícola del estado de Morelos, aunque solo una "mínima parte" llegó a cuerpos de agua.
Aunque "muchos quedaron muertos entre las grietas y terrenos aledaños a las granjas", una "mínima parte" pudo llegar a un cuerpo de agua, dijo a Efe el biólogo Óscar Jiménez, gerente del Comité Estatal de Sanidad Acuícola del Estado de Morelos (CESAEM).
El pez cebra, carpa dorada, langostino malayo, tilapias, topetes, mollys y pangasio son algunas de las especies acuáticas invasoras, producidas para fines ornamentales y de consumo, que escaparon.
El pangasio, de origen asiático, se vende en los supermercados para consumo, pero la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca no recomienda su producción por el bajo contenido nutricional y porque es dañino para las especies nativas por la cantidad de parásitos que contiene.
Las especies invasoras, consideradas una amenaza a la biodiversidad porque desplazan, parasitan o depredan las especies nativas, pueden causar severos impactos tanto a la vida silvestre como a las actividades humanas productivas relacionadas con el medio acuático.
Para minimizar el riesgo de dispersión de especies exóticas invasoras en Morelos, Jiménez indicó que en todas las unidades de producción se trabaja en el aseguramiento de la salida de los desagües con trampas o rejillas, para evitar la liberación de organismos, entre otras medidas.
Según "Capital Natural de México", un libro editado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), "las especies invasoras representan uno de los problemas más severos y menos controlados" del país, dado que ha crecido mucho en los últimos años.
En el caso de especies de peces invasores, en 1904 se tenían registradas solo cuatro, pero actualmente la cifra llega hasta las 221 especies.
Para atender las amenazas de las invasiones biológicas al ambiente, a la salud humana y a la economía, en 2015 se creó un proyecto coordinado por la Conabio y la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y financiado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El proyecto, cuyo objetivo es aumentar las capacidades de México para manejar especies invasoras, cuenta con una inversión de más de cinco millones de dólares para su gestión en un periodo de cuatro años.
Una herramienta para detectar las especies exóticas que pueden ser invasoras es Naturalista, una plataforma que permite a los ciudadanos subir fotos de animales y plantas que son identificadas casi en tiempo real por expertos.
"En Conabio nos sirve mucho porque son más ojos que están en el campo. Gracias a la ciencia ciudadana, ya descubrimos tres especies exóticas que no sabíamos que estaban en México: chilocorus rojo, planaria y tórtola de collar", señaló a Efe Ana Isabel González, subcoordinadora de Especies Invasoras de la institución.
"Lo que no tenemos que perder de vista es que el objetivo final es mantener nuestros ecosistemas los más sanos posibles, apoyar a que nuestras especies nativas tengan ambiente favorable para desarrollarse", indicó.
Y es que las especies nativas hacen que los ecosistemas "funcionen correctamente y nos den los beneficios como agua limpia, aire limpio, lo que conocemos como servicios ecosistémicos", explicó.
"El problema de las especies exóticas invasoras (...) nos atañe a todos y en donde todos podemos poner nuestro granito de arena para evitar la dispersión", concluyó.