La Duma o congreso de los diputados de Rusia aprobó una ley que limita el aborto, pero rechazó las propuestas de la Iglesia Ortodoxa Rusa (IOR) que demandaba, entre otras cosas, el permiso del marido.
En virtud de la nueva ley, los abortos sólo podrán ser practicados durante las primeras 12 semanas de embarazo, quedando exceptuadas las mujeres que no pueden mantener al niño, las que podrán interrumpir voluntariamente su embarazo durante las primeras 22 semanas.
Además, la ley estipula un período de dos a siete días, conocida como la "semana de silencio", para que la mujer pueda reconsiderar su decisión de interrumpir su embarazo.
La IOR exigía que la ley incluyera el obligatorio visto bueno del marido en los casos de mujeres casadas, el consentimiento de los padres en los casos de menores de edad y el derecho de los médicos a negarse a practicar un aborto.
Con el fin de reducir los abortos y revertir el alarmante envejecimiento de la población rusa, el Gobierno ha tomado en los últimos años toda clase de medidas como la restricción de la publicidad de esas operaciones en los medios de comunicación.
Según el Ministerio de Salud, Rusia tiene uno de los índices más altos del mundo con más de un millón de abortos anuales, aunque otras fuentes hablan de varios millones, cifra que multiplica varias veces las cifras en los países occidentales.