El uso de la semaglutida, conocido comercialmente como Ozempic, se ha convertido en un fenómeno global para la pérdida de peso, y Chile no es la excepción. Una reciente investigación de la Universidad Diego Portales (UDP) ha proyectado el impacto de este fármaco en la población nacional, revelando datos prometedores para grupos de riesgo, pero también serias advertencias sobre su uso indiscriminado y sin supervisión.
En conversación con Cooperativa, la doctora en Salud Pública y académica de la Facultad de Medicina de la UDP, Fanny Petermann-Rocha, explicó en Una Nueva Mañana que si bien el medicamento fue creado originalmente para diabéticos tipo 2, su eficacia para la baja de peso en personas obesas sin diabetes ha sido validada, especialmente en aquellos con riesgo cardiovascular.
Sin embargo, la experta fue enfática en señalar que el fármaco no es una solución mágica y conlleva riesgos importantes si no se acompaña de cambios reales en el estilo de vida.
El peligro del efecto rebote: "Quedamos peor que al inicio"
Uno de los puntos más críticos abordados por Petermann-Rocha es lo que sucede cuando un paciente deja de inyectarse el medicamento, cuyo costo ronda los 230 mil pesos mensuales en Chile. Al no haber creado hábitos saludables durante el tratamiento, la recuperación del peso es casi segura y fisiológicamente perjudicial.
"El medicamento pudiese ser un apoyo inicial (...) No obstante, no es sostenible en el tiempo. Por eso es aquí donde los hábitos tienen que hacer su pega. Además, que aquellas personas que lo dejan sin un asesoramiento tienen un efecto rebote donde vuelven a tener esta ganancia de peso, pero es aún peor", advirtió la académica.
La especialista detalló la composición de este rebote, explicando que la pérdida de peso rápida incluye agua y masa muscular, pero la recuperación es distinta.
"Es peor esta ganancia de peso porque si usted perdió 10 kilos, en esos 10 kilos perdió grasa -check, es lo que queremos-, perdió agua, perdió músculo y perdió masa libre de grasa (...) Pero, ¿qué pasa cuando recuperamos estos 10 kilos? Ganamos solo grasa. Es decir, estamos peor que al inicio".
Pérdida de masa muscular y uso de por vida
Ante la consulta sobre si es viable consumir este medicamento de por vida para evitar el rebote, la doctora Petermann-Rocha señaló la falta de evidencia a largo plazo y los riesgos físicos, destacando una pérdida de musculatura preocupante.
"Hay algunos estudios que han mostrado que hay personas que pueden reducir hasta un 27% su masa muscular", indicó, agregando que recomendarlo de por vida sin estudios que lo avalen más allá de dos años "sería antiético".
¿Ozempic como política pública en Chile?
El estudio de la UDP proyectó qué porcentaje de la población chilena se beneficiaría realmente de este tratamiento bajo cobertura estatal. Según la experta, el Ozempic no debería ser una política universal, sino focalizada.
"En base a la evidencia, en quienes ha mostrado mejores resultados son: personas mayores de 45 años, que tienen un índice de masa corporal sobre 27, no diabéticos y que hayan presentado eventos cardiovasculares previos (...) Eso era alrededor de 3,4% de la población en Chile. Entonces, yo creo que sí pudiese ser (política pública), pero no puede ser la línea de base para todos", explicó Petermann-Rocha.
Mercado negro y la "batalla" de los hábitos
Finalmente, la académica reconoció la existencia de un "mercado negro" y la facilidad con la que se obtienen recetas, pero hizo un llamado a volver a lo básico: la educación y los hábitos familiares, más allá del costo de los alimentos.
"El medicamento no puede ser la única solución porque las personas dejan de consumir alimentos, dejan también de participar en grupos sociales (...) Las familias necesitan volver quizás a sentarse a la mesa. A veces las personas buscan soluciones milagrosas, siendo que lo más importante es respetar los tiempos de comida", concluyó.