Las autoridades de Corea del Sur han analizado en una semana a más de 35.000 personas en relación con un brote de coronavirus detectado recientemente en Seúl, lo que supone un gran despliegue para tratar de evitar un nuevo repunte de casos en el país asiático.
"Hasta ahora, en relación al caso de Itaewon, 35.000 personas han sido testadas", explicó hoy en rueda de prensa Yoon Tae-ho, máximo responsable de desinfección del Gobierno surcoreano, en relación al nuevo gran foco que se identificó el pasado 6 de mayo cuando un varón de 29 años dio positivo tras visitar cinco bares.
Yoon dijo también que de los 29 nuevos casos detectados en Corea del Sur en la víspera, 26 corresponden a infecciones comunitarias y, de esas, 20 están ligadas al brote que se cree originado en el barrio de Itaewon en Seúl, conocido por sus múltiples clubes y locales de ocio nocturno.
De momento, el brote ha generado un total de 136 infecciones, más de 50 en nivel secundario y terciario, como las registradas en Incheon (oeste de Seúl), donde un profesor de academia extraescolar que visitó un bar en Itaewon ha contagiado a 11 alumnos, uno de los cuales a su vez infectó a su madre y a otro amigo.
Las autoridades consideran que varios bares en esta zona de Seúl pudieron actuar como vectores del contagio y ha pedido a todos aquellos que visitaron la zona entre el 24 de abril y el 6 de mayo que vayan a hacerse pruebas.
Las autoridades han logrado establecer, usando datos GPS de teléfonos móviles o de pagos con tarjeta, que más de 10.000 personas estuvieron en bares de la zona en esas fechas.
Sin embargo, y debido a que varios de estos bares están ligados a la comunidad LGTBI, fuertemente discriminada en Corea del Sur, aún no se ha localizado a unas 2.500 personas, ya que muchos aparentemente dieron datos falsos a la entrada de estos establecimientos, que tenían la obligación de apuntar a todos los clientes que entraban.
Para lograr que el mayor número posible de gente acuda lo antes posible a hacerse análisis de cara a controlar el brote las autoridades han anunciado una excepción en este caso y han asegurado que garantizarán el anonimato de aquellos que se sometan a ellos.
Esta medida, según dijo hoy el alcalde de Seúl, Park Won-soon, en una entrevista con la emisora de radio TBS, ha multiplicado por ocho el número de gente que ha ido a hacerse la prueba en relación con este caso en los últimos días.
A su vez, las autoridades han advertido que aquellos que visitaron los clubes en cuestión y no comparezcan para hacerse análisis se enfrentan a una multa de hasta 2 millones de wones (unos 1.600 dólares).
Yoon ha señalado también en rueda de prensa que el gobierno estudia la posibilidad de introducir en el futuro el uso obligatorio de códigos QR para poder verificar identidades a la entrada de bares y clubes nocturnos.
En cualquier caso la mayor parte de este tipo de establecimientos permanecen cerrados en Corea del Sur desde la detección del nuevo brote y los que tienen permiso para operar deben hacerlo siguiendo medidas estrictas como obligar a los clientes a usar mascarillas y a guardar la distancia.
En este sentido, Yoon dijo que se han aumentado las patrullas policiales nocturnas para tratar de detectar a aquellos locales que no respeten la normativa y que 23 de ellos, situados en distintos puntos del país, ya han sido multados.
Este último brote se registró justo el día en que el país asiático activó un plan de distanciamiento social más relajado que incluía empezar a abrir algunos colegios esta semana, lo que de momento se ha postergado por lo menos hasta el próximo 20 de mayo.
Corea del Sur, uno de los países que mejor han gestionado la pandemia hasta ahora sin recurrir además al confinamiento, sumó varios días sin contagios locales la semana pasada antes de que se conociera este nuevo brote.
En total, el país suma 10.991 contagios, pero solo el 8,8 por ciento son casos activos (el 88,8 por ciento se ha curado), al tiempo que 260 han fallecido, lo que depara una tasa de letalidad del 2,37 por ciento.