La Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas (IFPMA) consideró "decepcionante" el apoyo expreso del presidente estadounidense, Joe Biden, a una suspensión de las patentes en las vacunas contra el covid-19, algo que, aseguraron, "no aumentará la producción de dosis".
"Muy al contrario, puede llevar a la desorganización", aseguró en un comunicado la federación global de farmacéuticas, que señaló que deben solucionarse otras limitaciones a la producción de dosis "como la eliminación de barreras comerciales o de cuellos de botella en el suministro de materias primas y otros ingredientes".
"La única forma de garantizar un rápido aumento de las vacunas y un acceso equitativo de ellas para todo sigue siendo un diálogo pragmático y constructivo con el sector privado", añadió la IFPMA.
La organización aseguró que "está completamente a favor de garantizar que las vacunas se compartan de forma rápida e igualitaria en todo el mundo, pero una suspensión (de patentes) es una solución simplista y equivocada a un problema muy complejo".
También hizo alusión a la transferencia de tecnología como vehículo preferible para aumentar la producción de vacunas en lugar de una suspensión de los derechos de propiedad intelectual, recordando que se han firmado más de 200 acuerdos de ese tipo para expandir la fabricación de esos fármacos contra la pandemia.
La Administración Biden manifestó el miércoles su apoyo a una propuesta de suspensión de patentes presentada hace más de medio año por India y Sudáfrica ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), que busca aumentar los centros de producción de vacunas y con ello acelerar la inmunización global.
El anuncio de Biden fue acogido con fuertes caídas de las acciones de las farmacéuticas Pfizer y BioNTech, además de Moderna y Novavax en la bolsa de Wall Street.
Gran parte de los países en desarrollo han apoyado la propuesta en los últimos meses de debates en la OMC, pero numerosas economías desarrolladas, muchas de ellas sedes de grandes farmacéuticas (UE, Reino Unido, Suiza, Japón, etc) han manifestado su oposición, aunque coinciden en la necesidad de cambios para aumentar la producción.