El gobierno de Filipinas confirmó este lunes los primeros casos de peste porcina detectados en el país, la última nación en ser afectada por la propagación de este virus que supone una amenaza para la seguridad alimentaria de la región.
Centenares de cerdos de varias piaras han muerto en al menos dos provincias debido a esta enfermedad, inofensiva para el ser humano, que según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) supone una grave amenaza para el sustento de millones de personas.
El ministro de Agricultura, William Dar, señaló este lunes en una rueda de prensa que han dado positivo 14 de las 20 muestras analizadas, procedentes de las provincias de Rizal y Bulacan, ambas colindantes con Manila.
Dar afirmó que el presidente, Rodrigo Duterte, ha aprobado la formación de un equipo especial para combatir la potencial propagación del brote, que hasta el momento ha afectado a unos 7.400 cerdos.
Desde que en agosto de 2018 se detectara en China la aparición de los primeros focos, la epidemia se ha propagado por todo el gigante asiático y ha saltado a países como Mongolia, Camboya, Laos y Vietnam, nación esta última donde se han sacrificado más de 2,6 millones de cerdos para tratar de contener la enfermedad.
El virus, que es inofensivo para el ser humano, produce una enfermedad altamente infecciosa entre el ganado porcino y para la que no existe vacuna, por lo que el sacrificio de los animales afectados es la única forma de atajarla.
La FAO advirtió en julio de la posibilidad de que la epidemia sea más grave de lo que indican las informaciones oficiales, debido a la rapidez de su propagación y a que las granjas de pequeño tamaño, que contribuyen de manera notable al comercio de los mercados nacionales, carecen de las medidas de bioseguridad apropiadas.
Según los expertos, que auguran una mayor propagación del virus, la epidemia provocará un descenso de animales en la ganadería porcina, lo que "inevitablemente" tendrá un impacto de los precios en el mercado.