Estudio suizo aseguró que terapia contra el sida puede ser intermitente
Tras investigar a más de dos centenares de pacientes, los científicos determinaron que los enfermos pueden suspender el tratamiento con retrovirales sin correr grandes riesgos.
Tras investigar a más de dos centenares de pacientes, los científicos determinaron que los enfermos pueden suspender el tratamiento con retrovirales sin correr grandes riesgos.
Un grupo de investigadores helvéticos perteneciente a los Hospitales Universitarios de Ginebra (HUG) dio a conocer este viernes que las terapias antirretrovirales para pacientes de sida pueden ser interrumpidas durante varias semanas sin que el enfermo padezca riesgos.
Los investigadores, publica el diario Le Temps, han realizado un estudio entre 430 seropositivos sobre el impacto de la interrupción temporal de las triterapias con antirretrovirales, "sin que el organismo sufra o empeore".
Los resultados del estudio, que costó 2,6 millones de euros, serán publicados este sábado en la revista científica The Lancet.
En el diario se señala que desde 1996 las triterapias antirretrovirales altamente activas (HAART) han mostrado su eficacia en la reducción del 85 por ciento de la mortalidad vinculada al sida, pero esos tratamientos son costosos y con efectos secundarios importantes en el enfermo, como náuseas, diarreas o lipodistrofias, entre otras.
Asimismo, se menciona que según un estudio de la Agencia Nacional francesa de la Investigación contra el Sida (ANRS), entre el 11 y el 12 por ciento de las personas que han contraído el virus VIH hacen pausas en sus tratamientos para minimizar esos efectos secundarios.
El profesor Bernard Hirschel, responsable del departamento de investigación sobre el sida del HUG, explicó que se hizo un estudio en el que se medían los daños en algunas células inmunitarias en la sangre de los pacientes, en concreto en los linfocitos CD4.
Se vio que cuando ese tratamiento, que está destinado a reforzar las defensas naturales del paciente, se para, el VIH no lo hace, y "puede atacar a los CD4, por lo que su número decrece", explicó el científico al diario.
El estudio realizado por el equipo que dirige Hirschel ha implicado a 430 pacientes con sida de Tailandia, Suiza y Australia, y de ellos 284 interrumpieron el tratamiento, mientras que los otros lo continuaron.
El resultado de esa interrupción, indica el periódico, fue que el nivel de "resistencia del virus a los medicamentos no fue mayor en el primer caso, tal como los científicos temían. No hubo ningún caso de empeoramiento del enfermo ni muertes".
"Demostramos en el caso del primer grupo que se puede economizar hasta el 61,5 por ciento de los medicamentos", dijo Hirschel, que explicó que otros efectos secundarios vinculados a la ingesta de antirretrovirales, como las náuseas o la diarrea, "también eran menos frecuentes".
No obstante, agrega el científico, otras manifestaciones menores del virus VIH como la "candidosis bucal" (infección oral) eran más frecuentes.
El estudio helvético sobre los tratamientos intermitentes con antirretrovirales no es único, pues ya este mismo año el Centro de Enfermedades Infecciosas (NIAID) de EE.UU. dio a conocer un estudio realizado entre 6.000 personas de 33 países y que costó 160 millones de euros.
En ese experimento, sin embargo, los pacientes que tomaban sus medicamentos únicamente cuando su sistema inmunitario estaba muy debilitado, vieron más riesgos de enfermarse más o morir que los que los tomaban dos veces por día.
Los médicos, que decidieron poner fin al estudio, observaron que también había más complicaciones cardiovasculares, renales y hepáticas.
Sin embargo, otro estudio francés, realizado por el ANRS entre 403 enfermos, dio como resultado que los tratamientos intermitentes eran posibles.
El director del organismo francés, Jean-Francois Delfraissy, señaló que en el experimento estadounidense, "el nivel de células CD4, a partir del que se debía reiniciar el tratamiento, era muy bajo: 250 CD4 por milímetro cúbico de sangre".
En el estudio helvético ese límite se fijo en 350, dado que la tasa normal de ese tipo de células en una persona sana se sitúa entre 700 y 1.000.
Hirschel, que expresó prudencia sobre los resultados finales, indicó también que la diferencia estaba también en la duración de la interrupción, que en su experimento fue de 18 semanas frente a los 17 meses en el caso del estadounidense. (EFE)