Un niño australiano de sólo tres años resultó sin lesiones luego que su familia descubriera que guardaba unos huevos de serpientes mortales en su clóset.
Kyle Cummings, se llama el pequeño que encontró dichos óvulos cerca de su casa en Townsville, Queensland, y sin decirle a nadie, los puso en un recipiente de plástico, dentro de su ropero.
Sin embargo, su madre descubrió que siete de los nueve huevos se habían roto dando origen a serpientes marrones orientales (Pseudonaja textilis) recién nacidas, consideradas como las más mortales del mundo después de las Taipan.
Entre 12 y 15 centímetros de largo, medían las criaturas según contó al medio internacional BBC Mundo, Trish Prendergast, cuidadora de reptiles de la reserva North Queensland Wildlife Care, quien dijo que el niño tuvo suerte de que encontraran las serpientes ya podría haber muerto si las hubiera tocado.
"Sus dientes miden sólo unos pocos milímetros a esa edad, por lo que probablemente no podrían romper la piel, pero son igual de venenosas como las serpientes completamente desarrollados", señaló..
Los reptiles, en tanto, fueron puestos posteriormente en libertad en su hábitat natural.