El grupo estadounidense No Doubt vuelve tras 11 años desde su último disco con "Push and Shove", un trabajo de 11 canciones que refleja el conflicto de compaginar el papel de padre o madre con el de una estrella del mundo de la música.
Desde el hotel Langham en Londres, los miembros del grupo, formado en 1986 en California por la cantante Gwen Stefani, el guitarrista Tom Dumont, el bajista Tony Kanal y el batería Adrian Young, se mostraron "muy orgullosos" del resultado final del que es su sexto disco de estudio.
"Todo el álbum ha sido un gran reto, por el que hemos luchado mucho. Con los niños, cuadrar los horarios y ser creativa es difícil", dijo Stefani.
"Push and Shove" salió a la venta esta semana y es un disco hecho a fuego lento, "sin plazos", según Dumont, y en el que No Doubt intenta combinar sus influencias del new wave de los 80 (como Depeche Mode y The Cure) y ska británico (Madness y The Specials) con un sonido "más moderno", hasta dar con un resultado que entremezcla ska-rock, dancehall y pop electrónico.
"Vámonos de gira"
"Siempre quisimos hacer el disco pero el tour fue algo que no se planeó, simplemente dijimos 'vámonos de gira' y fuimos, y nos ayudó mucho para el nuevo álbum", asegura la cantante y letrista del éxito más famoso de No Doubt, "Don't Speak".
Esa gira fue una inspiración para todo el grupo, pero de lo que realmente se nutrió Stefani y Kanal para componer las letras es de la "lucha" y la "culpa" de la cantante por "querer seguir con la música, con la vida que siempre he llevado, pero también querer ser una buena madre".
"El álbum trata de la lucha entre esos dos mundos y creo que eso es bastante punk-rock", aventura Stefani, madre de dos niños, quienes se unirán a la próxima gira del grupo junto con los del resto de los componentes.
Entre los cuatro componentes suman ocho hijos, que "seguramente conozcan el lado menos 'glamuroso' de ser una estrella del rock", afirma Dumont, convencido de que, en el futuro, "escogerán otro camino en la vida".