El partido gubernamental de Burkina Faso, el Movimiento del Pueblo para el Progreso (MPP), denunció una "tentativa abortada de asesinato" de militares sublevados en el país contra el presidente burkinés, Roch Kaboré.
"Lo que parecía un simple motín iniciado por algunos elementos del Ejército el 23 de enero 2022 ha evolucionado de hora en hora hacia un golpe de fuerza militar contra nuestra democracia costosamente adquirida", indicó el MPP en un comunicado.
El partido gobernante, que lidera Kaboré, indicó también que el palacio presidencial está rodeado por hombres "fuertemente armados y encapuchados" y que la radio y televisión estatales han sido ocupadas por los sublevados.
Igualmente, denunció el saqueo del domicilio privado del presidente, la "tentativa de asesinato" de un ministro (sin especificar de quién se trata) y la destrucción de bienes públicos y privados.
El MPP advirtió de que la democracia de Burkina Faso "está en peligro" y pidió a sus simpatizantes, así como a los demócratas y patriotas que rechacen este "golpe de fuerza retrógrado".
El comunicado del MPP fue publicado después de que el presidente Kaboré urgiera a los militares sublevados a deponer las armas en su cuenta de la red social Twitter.
La declaración de Kaboré se realizó en un momento de gran incertidumbre y confusión en el país, después de que fuentes militares confirmaran esta mañana que había sido arrestado en un cuartel, mientras fuentes de la Gendarmería aseguran ahora que "está aislado" y protegido por este cuerpo.
Por su parte, tanto la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) como la Unión Africana (UA) reaccionaron condenando una "tentativa de golpe de Estado".
Tensa jornada
Burkina Faso vivió este domingo una situación tensa tras oírse disparos desde la madrugada en varios cuarteles militares de la capital y otras localidades del país (Ouahigouya y Kaya), incidentes calificados en un inicio de un supuesto motín para exigir mejoras en las Fuerzas Armadas.
El Gobierno burkinés desmintió que se tratara de un intento de golpe de Estado y declaró un toque de queda nocturno y el cierre de las escuelas los días 24 y 25 de enero para "preservar la seguridad de los alumnos".
Si bien las razones de los disparos no se confirmaron oficialmente, medios locales indicaron que se trató de un motín para exigir mejoras al Gobierno, entre ellas más medios para luchar contra el terrorismo yihadista (del que habitualmente son blanco las tropas burkinesas), y la dimisión de altos cargos militares y de inteligencia.
A la situación del domingo le precedió el sábado una jornada de manifestaciones no autorizadas, convocadas por grupos de la sociedad civil para expresar el gran descontento social por la inseguridad generada por la violencia yihadista y solicitar la dimisión de Kaboré.
Burkina Faso sufre el yihadismo desde 2015 y los ataques, que se atribuyen a grupos aliados de Al Qaeda y el Estado Islámico, han provocado -especialmente en la región norteña del Sahel- más de 1,5 millones de desplazados internos, según datos del Gobierno burkinés.