El Tribunal Popular Supremo de China revocó este viernes la condena de un hombre ejecutado hace 21 años por la violación y asesinato de una mujer en la provincia norteña de Hebei, más de una década después de que otro hombre confesara haber cometido ese delito.
Nie Shubin fue ejecutado en 1995, con tan sólo 21 años, y el caso resurgió en 2005, cuando Wang Shujin admitió haber cometido ese crimen.
En 2014 el Supremo decidió revisar el caso y hoy viernes concluyó que Nie era inocente. "Las evidencias utilizadas para condenar a Nie no eran suficientes ni precisas y no reúnen las condiciones para una condena", asegura en un comunicado.
Nie confesó el crimen a los pocos días de su arresto. Al parecer lo hizo tras haber sufrido agresiones bajo custodia, según dijo por entonces a su abogado.
Tortura policial
Amnistía Internacional (AI) denunció este último año que la tortura sigue formando parte de la rutina policial en China, un país con un altísimo porcentaje de condenas y la nación con más ejecuciones del mundo, según grupos en defensa de los derechos humanos.
En el comunicado, el Supremo ahora señala que "hay dudas sobre la veracidad y la legalidad" de la confesión de Nie, la prueba que en principio corroboró las otras evidencias.
La decisión del tribunal fue recibida con agrado y amargura por la familia, que ha estado todos estos años defendiendo su inocencia en los tribunales.
"Estoy contenta. He estado mucho tiempo esperando este día (...) Aunque llega demasiado tarde", dijo la madre de Nie a un diario local.
En opinión de William Nee, investigador de AI, la revocación de la sentencia evidencia que hay disposición en el Gobierno chino para "corregir injusticias", si bien también muestra que la pena de muerte, tal y como se aplica actualmente en el país, "sigue siendo defectuosa y propensa a errores".
"La única manera de garantizar que casos trágicos como el de Nie no vuelvan a ocurrir es dejar de jugar con la maquinaria de la muerte, y dar un paso valiente para abolir la pena capital", señaló a EFE.