La Casa Blanca lanzó este lunes un ultimátum a más de 100 diplomáticos estadounidenses que han criticado el veto migratorio temporal impuesto por Donald Trump a la entrada a Estados Unidos de personas de siete naciones (de mayoría musulmana) al pedirles que abandonen su cargo si no están dispuestos a aceptar la medida.
"Deberían o bien ajustarse al programa o irse", dijo el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, durante su conferencia de prensa diaria.
El vocero reaccionó de esta forma a un mensaje que ha circulado entre diplomáticos estadounidense en todo el mundo y que, según algunos medios, ha recibido más de 100 firmas, antes de ser remitido al llamado "canal de discrepancias" del Departamento de Estado.
Dicho canal se mantiene desde la guerra de Vietnam (1955-1975) para que los empleados puedan expresar su disconformidad a las altas esferas de la diplomacia estadounidense sin temor a represalias, y los documentos allí archivados deben recibir una respuesta oficial en un plazo de entre 30 y 60 días.
En el mensaje, los diplomáticos expresan su oposición a la parte del decreto firmado este viernes por Trump que prohíbe durante 90 días la entrada al país a los ciudadanos de Libia, Sudán, Somalia, Siria, Irak, Yemen e Irán.
"Esta prohibición, que solo puede levantarse bajo condiciones que a los países les resultará difícil o imposible cumplir, no alcanzará su objetivo señalado de proteger al pueblo estadounidense de ataques terroristas de ciudadanos extranjeros que ingresen en Estados Unidos", advierten los firmantes del documento.
"Además, esa política va en contra de importantes valores estadounidenses como la no discriminación, el juego limpio y la bienvenida a los visitantes extranjeros y los inmigrantes", añaden.
Necesidad del "canal de discrepancias"
El portavoz en funciones del Departamento de Estado, Mark Toner, aseguró estar "al tanto" de ese mensaje y defendió la necesidad de que los empleados de la agencia pueda registrar su disconformidad con ciertas políticas dentro del "canal de discrepancias".
"Este es un proceso importante que el secretario de Estado en funciones (Thomas Shannon) y el Departamento de Estado en su conjunto valoran y respetan. Permite que los empleados expresen sus opiniones distintas sobre una política de forma cándida y privada a los líderes" de la agencia, afirmó Toner en un comunicado.
Los firmantes del documento, publicado por varios medios de comunicación, alertan de que el veto "amargará inmediatamente las relaciones" con los siete países afectados "y buena parte del mundo musulmán, que considera que la prohibición ha estado motivada por la religión".
"Al alienarlos, perdemos acceso a la inteligencia y los recursos que necesitamos para combatir las causas que están en la raíz del terrorismo en el extranjero, antes que haya un ataque en nuestro país", denuncian los diplomáticos, preocupados además por un aumento en el "sentimiento antiestadounidense" en el mundo.
También advierten de que el requisito impuesto a los países para que el veto se levante -garantizar que cada individuo que pide visado es quien dice ser y no una amenaza- es demasiado "vago y nebuloso" para que esos Gobiernos puedan o quieran cumplirlo.