El Tribunal Supremo de EE.UU. rechazó una demanda colectiva contra la cadena de tiendas Walmart, dueña de la chilena D&S, presentada en nombre de 1,6 millones de mujeres que alegaron discriminación sexual en el trabajo.
El S
upremo dictaminó que la demanda, que hubiese podido dar como resultado el pago de miles de millones de dólares en compensaciones, no puede continuar como querella colectiva, por lo que las mujeres tendrán que continuar con su denuncia a título individual.
La decisión del Alto Tribunal, que tendrá repercusión en la política laboral de las grandes corporaciones, fue adoptada por unanimidad.
De esta manera, el Supremo se alineó con los argumentos de Walmart, la mayor empresa por número de empleados de EE.UU., que defendió durante el proceso que sus políticas prohíben explícitamente la discriminación y promueven la diversidad en su plantilla laboral.
El caso comenzó en 2001, cuando seis empleadas demandaron a la compañía por discriminación tanto en su remuneración como en sus posibilidades de ascenso por razón de género.
La mujer que promovió la primera denuncia fue Betty Dukes, recepcionista en una tienda de Walmart en Pittsburg, tras constatar que la empresa la había discriminado tanto en el sueldo como en las posibilidades de promocionar por ser mujer y negra.
En junio de 2001, el juez federal de San Francisco Martin Jenkins, aprobó agrupar el caso como querella colectiva, dentro de algunos márgenes de la ley que determina tales casos.
El juez definió al grupo demandante como "todas las mujeres empleadas en cualquier tienda de Walmart en Estados Unidos desde diciembre de 1998", indicando que esas mujeres "han sido o pueden haber sido sujeto de las políticas de remuneración y promociones cuestionadas en Walmart".