La jerarquía civil y militar ucraniana ha advertido en las últimas horas de que Rusia se prepara para intensificar de forma inminente sus acciones ofensivas en el noreste y el sur mientras mantiene la presión en el este.
Al mismo tiempo, la diplomacia de Kiev se moviliza para lograr el máximo nivel posible de apoyo militar antes de que el presidente electo de EEUU, Donald Trump, entre en la Casa Blanca en enero.
"Especialmente tras la victoria de Trump, los rusos entienden que tienen un tiempo limitado y que necesitan ocupar tanto como sea posible para tener una posición más fuerte", dijo a EFE el analista militar ucraniano Mijailo Samus, quien estima que Moscú trata de conseguir estos avances "a cualquier precio" y sin tener en cuenta las pérdidas humanas.
Según Samus, los rusos cuentan con que Trump pare la guerra e impulse una negociación que lleve a una paz con la línea del frente existente, por lo que intentan aprovechar su impulso en el campo de batalla para empujar hacia el oeste y llegar a ese eventual cese de las hostilidades en una posición más ventajosa.
Peligro inminente en Zaporiyia y Kúpiansk
Según advirtió esta misma semana una vocera del Ejército ucraniano, Rusia ha desplegado en el sur de la región de Zaporiyia del sureste de Ucrania a unidades de asalto bien entrenadas para activar allí una operación ofensiva que podría comenzar en días.
Además, el presidente Volodímir Zelenski alertó este miércoles de que los rusos buscan ampliar sus acciones ofensivas en el frente de Kúpiansk, en la región nororiental de Járkov.
La plataforma ucraniana de análisis de la guerra DeepState indica que las fuerzas rusas han conseguido avances hacia la ciudad de Kúpiansk, un nudo ferroviario codiciado por ambos bandos desde el comienzo del conflicto.
El Ejército ucraniano ha desmentido este jueves que tropas enemigas hayan entrado ya en Kúpiansk, como habían afirmado fuentes no oficiales, aunque lo largo de la guerra, este tipo de aclaraciones han sido habituales antes de que se confirmara la presencia de los rusos en una localidad.
Mientras tanto, Rusia no afloja en los ejes de Kurájove y Pokrovsk, en el centro de la región de Donetsk, donde concentra sus mayores esfuerzos y lanza cada día alrededor de un centenar de ataques.
En el frente abierto por Ucrania en la región rusa de Kursk, las tropas de Kiev tratan de contener las embestidas de los 50.000 soldados rusos que tratan de expulsarlas de esa región parcialmente ocupada por Ucrania. De ese contingente ya forman parte algunos de los 11.000 soldados norcoreanos incorporados al Ejército ruso, que han entrado en combate y han sufrido también las primeras bajas.
Ofensiva diplomática ucraniana
Al tiempo que trata de descifrar las intenciones de Trump e intenta congraciarse con él, la diplomacia ucraniana ha redoblado sus esfuerzos, para recibir de sus socios europeos y de la administración del presidente Joe Biden en EEUU, apoyo militar y económico que mejore su posición en el campo de batalla y le permita seguir resistiendo en caso de que la nueva administración republicana cierre el grifo de la ayuda en enero.
El ministro de Exteriores de Ucrania, Andrí Sibiga, viajó esta semana a Bruselas, donde se ha reunido con representantes de la UE y con los titulares de Defensa de países de la OTAN con el objetivo de asegurar más armamento y financiación.
Mijailo Samus dice que el presidente Biden, cuya administración puede destinar a Ucrania hasta fines de año 6.000 millones de dólares adicionales aprobados por el Congreso que aún no se ha gastado, "aún tiene la oportunidad de enviarnos más armas".
"Esos 6.000 millones de dólares pueden ser cascos o Joint Strike Missile (JSM)", precisó el experto, en referencia a unos misiles que Ucrania no ha recibido hasta el momento y que multiplicarían el efecto en el campo de batalla de los F-16 que sí opera ya la Fuerza Aérea de Kiev.
De sus decisiones sobre el tipo de ayuda que envía a Ucrania en el tramo final de su presidencia -dice Samus- dependerá cómo pasa a la historia el presidente Biden.
"Si no toma decisiones determinantes estaremos ante un escenario muy negativo, y creo que un alto el fuego será una opción positiva para Ucrania cuando Trump asuma la presidencia", concluye el experto, uno de los pocos analistas ucranianos que admite públicamente que el cese de las hostilidades podría ser necesario para Kiev si la situación sigue degradándose en el frente.