Los haitianos continuaron ayer martes en las calles, por sexto día consecutivo, para exigir la renuncia del presidente Jovenel Moise, con protestas cada vez más violentas, que mantienen prácticamente paralizado el país.
En la capital, los bancos y las escuelas están cerrados, al igual que la mayoría de los negocios y estaciones de combustibles, algunos de los cuales han sido saqueados por enfurecidos manifestantes, que respaldan las protestas, que se iniciaron el pasado 7 de febrero, el mismo día que se cumplió el segundo año del mandato de Moise, quien sigue en silencio tras el llamado al diálogo que hizo el sábado y que es rechazado por un sector de la oposición.
Al igual que en los últimos días, las calles de Puerto Príncipe se vieron ayer alteradas por la quema de neumáticos y diferentes objetos, dificultando el tráfico, por lo que en las vías solo se observan unas pocas motocicletas.
Tras unas primeras horas de aparente calma, manifestantes salieron en masa por las calles de Delmas, al sur de la capital, al igual que en la zona de Petionville, al sureste, para seguir reclamando la renuncia del mandatario de la nación, cuya situación económica se agravó este año por una fuerte depreciación del gourde, la moneda oficial, así como por la crisis de electricidad derivada de la escasez de gasolina, sumada a una inflación de dos dígitos.
La Policía, por su lado, trata de controlar las protestas, que se han cobrado la vida de al menos siete personas y han dejado varias heridas.
En declaraciones a Efe, el excandidato presidencial Moise Jean Charles, quien respalda las protestas, dijo que "estamos en la fase final" del gobierno del Partido Haitiano Tet Kale (PHTK) y dijo que el presidente "tiene que tomar una decisión rápida para evitar el caos". "Hoy todo el país está unido para sacar a Jovenel Moise del poder. Vamos a estar en la calle hasta que se vaya", apuntó, y dijo estar seguro que "ese día será muy pronto".
En las protestas, convocadas por el Sector Democrático y Popular, integrado por líderes de partidos de oposición y por grupos populares, los manifestantes también exigen justicia en las supuestas irregularidades en el programa Petrocaribe, a través del cual Venezuela suministra petróleo a este país a precios blandos.