El Estado italiano solicitó una indemnización de 37 millones de euros (22.890 millones de pesos) por los daños sufridos por el naufragio del crucero Costa Concordia el 13 de enero del 2012 en las aguas de la isla de Giglio, durante una nueva sesión de la audiencia preliminar del proceso.
Se trató de una vista en la que estaba previsto que la jueza decidiera sobre las peticiones recibidas para constituirse como parte civil en el proceso y entre las que fue admitida la de la naviera Costa Cruceros, propietaria del buque, informaron los medios de comunicación italianos.
La constitución de Costa Cruceros como parte civil del proceso fue calificada de "ridícula" por la defensa del capitán Francesco Schettino, principal imputado en el caso y al que la fiscalía atribuye los delitos de homicidio culposo múltiple, abandono de nave, naufragio y de no haber informado inmediatamente a las autoridades portuarias de la colisión contra un escollo que provocó el naufragio.
"El daño ya ha sido resarcido por la aseguradora con 500 millones de dólares, cerca de 390 millones de euros, en mayo del 2012", declaró el abogado de Schettino, Francesco Pepe, en la entrada del Teatro Moderno de Grosseto (centro de Italia), convertido en un aula de un tribunal debido a la gran cantidad de personas que han pedido asistir.
Sin embargo, el responsable legal de la compañía naviera, Alessandro Carella, precisó que el daño más grande por el que Costa Cruceros solicitó constituirse como parte civil del proceso fue "la ausencia de ganancia por la falta de utilización de la nave".
"Por norma general, una nave dura 30 años, y el costa Concordia sólo tenía 6. Las pérdidas aún no son calculables", aclaró.
En la noche del 13 de enero, el crucero encalló a pocos metros del Giglio tras haber chocado contra un escollo durante una maniobra realizada por el capitán para acercase a la costa y que se conoce como un "saludo".
Desde el impacto hasta que se produjo el desembarco de los 4.229 pasajeros y miembros de la tripulación pasaron varias horas sin que se diese la orden de abandonar el barco y éste, debido a la entrada de agua, se inclinó poco a poco.
Schettino está desde el 5 de julio en libertad, después de que la jueza Montesarchio decidiese sustituir el arresto domiciliario dictado por ella misma el 17 de enero por la obligación de someterse a controles rutinarios en el municipio en el que reside, Meta di Sorrento.