Las fuerzas armadas de Australia empezaron hoy a evacuar por mar con buques militares a casi un millar de personas cercadas por los incendios que arden en el sureste de su país, y que han causado al menos 19 muertos desde que comenzaron los fuegos en septiembre pasado.
La operación persigue rescatar a los 4.000 vecinos y turistas varados desde hace días en una playa de Mallacoota, en el estado de Victoria, donde las autoridades confirmaron la muerte de una segunda persona y hay al menos 28 desaparecidos.
"El operativo de evacuación en Mallacoota ha comenzado con la transferencia del primer grupo a (los buques) Choules y Sycamore para trasladarlos al puerto de Western, en Victoria", indicó la Marina en un mensaje en Twitter acompañado de imágenes de uno de los barcos rodeado de humo con el cielo rojo al fondo.
El jefe de gobierno de Victoria, Daniel Andrews, declaró anoche el estado de desastre durante un mes en seis áreas arrasadas por los incendios, y elevó la alerta a condiciones catastróficas en la zona alpina, donde para el sábado se prevén temperaturas por encima de los 40 grados centígrados.
El nivel de alerta se creó en 2009 tras los incendios del "Sábado negro" en Victoria, que causó 173 muertos en la que se considera como la peor catástrofe natural de Australia.
"Es la primera vez que se usan estos poderes porque nos enfrentamos a una amenaza sin precedentes a las vidas y propiedades en los próximos días, con mucho terreno ardiendo, calor y sequía", dijo Andrews en un comunicado.
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En el vecino estado de Nueva Gales del Sur, el más afectado por los incendios, miles de personas intentan huir de las zonas afectadas en la costa meridional antes del sábado en medio de escenas de caos y congestión de vehículos.
La Policía de Nueva Gales del Sur confirmó la muerte de un hombre de 72 años, lo que eleva a 10 el número de fallecidos en lo que va de semana en el país como consecuencia de los incendios, ocho de ellas en este estado, donde se han quemado 1.365 viviendas, 449 de ellas en lo que va de 2020.
La oleada de incendios ha incrementado el malestar popular con el primer ministro australiano, Scott Morrison, que hace dos semanas ya fue criticado por haberse ido de vacaciones a Hawai en plena crisis.