Corea del Norte amenazó con "convertir Washington y Seúl en un mar de fuego" como respuesta a las próximas maniobras militares de EE.UU. y Corea del Sur, lo que agrava la ya tensa situación entre los aliados y el régimen de Kim Jong-Un.
Pyongyang calificó los ejercicios militares conjuntos programados en territorio surcoreano como "una declaración de guerra", al considerar que "apuntan a nuestro liderazgo revolucionario", se indica un comunicado publicado por el diario Rodong del Partido de los Trabajadores.
El régimen también amenazó con "convertir en cenizas las instalaciones militares de EE.UU. tanto en la región de Asia y el Pacífico, como en territorio continental estadounidense".
Es habitual que cada año Corea del Norte lance este tipo de amenazas antes de que sus "enemigos" lleven a cabo los ejercicios militares Key Resolve y Foal Eagle en los meses de marzo y abril, sin embargo, en esta ocasión el conflicto podría agravarse más de lo habitual debido a la tensa situación que se vive en la península coreana.
Corea del Norte realizó en enero y febrero una prueba nuclear y otra de misiles, respectivamente, lo que ha provocado una contundente respuesta de EE.UU. y Corea del Sur en forma de sanciones económicas, mientras el Consejo de Seguridad de la ONU prepara un nuevo castigo en nombre de la comunidad internacional.
Además, Seúl y Washington han adelantado que sus maniobras militares de este año serán las mayores de la historia, lo que amenaza con multiplicar las iras del régimen de Kim Jong-Un.
En 2013, los ejercicios militares Key Resolve y Foal Eagle, combinados con las sanciones de la ONU por las anteriores pruebas nucleares y de misiles, desataron una campaña de amenazas y hostilidades de Pyongyang que generó una situación al borde del conflicto armado.
Estados Unidos mantiene 28.500 soldados en Corea del Sur y se compromete a defender a su aliado ante un eventual conflicto con Corea del Norte como herencia de la Guerra de Corea.