A sus 21 años, Yeomni Park dice haberse sentido muy cerca de la muerte en su natal Corea del Norte.
Según le cuenta a la BBC, en ese país comunista asiático fue testigo de sangrientas ejecuciones y hasta tuvo que comer hierba e insectos para sobrevivir.
En 2007, cuando tenía 13 años, su familia huyó a China en busca de una vida mejor, pero cuenta que su madre fue violada de forma brutal cuando intentaba proteger a sus hijos.
La joven vive ahora en Corea del Sur y viaja por todo el mundo con la tarea de sensibilizar a la gente sobre lo que sucede en Corea del Norte.
Park ofrece entrevistas a medios de todo el mundo y usa intensivamente las redes sociales para difundir su mensaje en favor de los derechos humanos para los norcoreanos.
Park compartió algunos de sus dolorosos recuerdos de infancia con la periodista de la BBC, Lucy Kockings, como parte del proyecto 100 Mujeres, la temporada enfocada en las mujeres y las noticias que por segundo año consecutivo produce la BBC para destacar el trabajo y los problemas que enfrentan las mujeres en el mundo.
"Creo en la humanidad"
Park y su familia vivían en Hyesan, un puerto fluvial en la frontera con China, donde su padre tenía un cargo de medio rango en la administración pública.
Aunque Park dice que presenció muchas ejecuciones, una en particular fue muy diferente.
"Era la madre de mi mejor amiga, una señora muy gentil que solía darme galletas, que me alimentaba. Era muy amable. No solo la mataron a ella, también a otros siete jóvenes".
La escena a la que se refiere ocurrió cuando ella era apenas una niña de nueve años.
Tras la ejecución, recuerda describiendo imágenes muy gráficas y dolorosas, "vi cómo se esparcían restos humanos, sesos... Esas cosas no se me olvidarán".
Huir de Corea del Norte no fue una opción para Park y su familia, sino la única esperanza de continuar con vida ya que se enfrentaban a una posible muerte por inanición.
Además, en 2002 su padre había caído en desgracia con el gobierno, tras ser arrestado por "comercio ilegal" de productos de contrabando que vendía para sustentar a la familia.
"Si nos quedábamos, iba a morir de hambre. Tuve que comer grama, libélulas y papas congeladas", asegura describiendo la situación que los forzó en marzo de 2007 a pasar al lado chino de la frontera con la ayuda de traficantes de personas.
Huir de Corea del Norte no fue una opción para Park y su familia, sino la única esperanza. (Foto: BBC)
Esperanzas traicionadas en China
"Pensé que China iba a ser mejor, pero no: fue peor".
"Mi madre fue violada en frente de mis ojos. El atacante quería tener sexo conmigo y yo ni siquiera sabía lo que significaba esa palabra. Ella se sacrificó por mí".
A pesar de sus vivencias, Park no se considera alguien especial. Solo explica que como ser humano, no puede olvidarse de quienes dejó atrás.
"¿Cómo puedo sentirme libre aquí, con todo lo que está viviendo la gente en mi país? A las niñas de mi edad las venden por 200 dólares (115,361 pesos chilenos).
"El régimen norcoreano tortura a sus ciudadanos", afirma, aunque en su mensaje hay espacio para un optimismo que algunos, dada sus experiencias, podrían juzgar infundado.
"Yo creo en la humanidad, soy muy optimista y creo que vamos a salir de ese terror".