El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha decidido denunciar el Tratado de Fuerzas Armadas Convencionales en Europa, que se negoció durante los últimos años de la Guerra Fría para prevenir que cualquiera de las alianzas presentes en Europa entonces, la OTAN y el Pacto de Varsovia, acumulara fuerzas para una ofensiva rápida.
El jefe del Kremlin nombró al viceministro de Exteriores Sergueí Riabkov para liderar el proceso de terminación del tratado firmado en 1990 en París y actualizado en 1999 en las dos cámaras de la Asamblea Federal de Rusia, según un decreto presidencial.
El documento, calificado a menudo entonces como la piedra angular de la seguridad europea, eliminó la ventaja cuantitativa de la Unión Soviética en armas convencionales en Europa, al establecer límites iguales en la cantidad de tanques, vehículos blindados de combate, artillería pesada, aviones de combate y helicópteros de ataque que la OTAN y el Pacto de Varsovia podrían desplegar entre el océano Atlántico y los Urales, recuerda la Asociación de Control de Armas.
El tratado original fue firmado por 22 países de la OTAN y la Unión Soviética, pero la versión actualizada nueve años después para reflejar la ampliación de la Alianza Atlántica y la ruptura del Pacto de Varsovia no fue ratificado por los entonces 30 aliados y sólo fue aceptada por Rusia, Bielorrusia, Kazajistán y Ucrania, aunque este último país nunca depositó el instrumento de ratificación.
EEUU y sus socios de la OTAN se negaron a ratificar el nuevo tratado hasta que Rusia primero cumpla con sus nuevos límites de armas y con documentos políticos que establecieron compromisos adicionales de los estados parte sobre futuros despliegues de armas, incluidas las promesas de Rusia de retirar sus armas y fuerzas militares limitadas por el tratado de Georgia y Moldavia.
Moscú declaró que cumplía sus límites en 2002, pero la OTAN insistió en que debía cumplir sus compromisos con respecto a Georgia y Moldavia, lo que fue considerado por el Kremlin una ofensa ya que cuatro nuevos miembros de la OTAN -Estonia, Letonia, Lituania y Eslovenia- no eran parte del tratado original y por tanto no tenían límites de armas.
Posteriormente, emitió una declaración en la que suspendía la implementación del tratado en 2007, a la luz de -supuestamente- los planes estadounidenses de desplegar elementos de su escudo antimisiles en Europa Oriental, que Rusia consideraba una "amenaza directa" para su seguridad. Un año después tuvo lugar la guerra en Georgia.
La Administración estadounidense de Barack Obama hizo esfuerzos para intentar superar las diferencias en 2010 con nuevas negociaciones, pero éstas no llegaron a buen puerto, y en 2011 EEUU anunció que dejaría de cumplir ciertas obligaciones bajo el acuerdo con respecto a Moscú.
En 2015 Rusia suspendió también su participación en el Grupo de Contacto Consultivo del tratado, por lo que consideró "completada" la suspensión anunciada ocho años antes.