Un estudio publicado por el Observatorio de Educación Superior de las Universidades del Estado (Obesup) analizó la cobertura total del sistema Educación Superior y su repercusión en el mundo laboral, determinando que quienes no han finalizado sus estudios superiores empeoran su situación respecto de quienes nunca se han matriculado.
El informe, "Avances en Educación Superior en Chile: Cobertura y finalización de estudios en el mundo del trabajo", realiza este análisis a partir de 1990.
Según detalla la investigación, la diferencia en ingresos se reduce respecto de quienes no han pasado por la educación superior y quienes pasando por ella no la han finalizado (264.355 pesos de diferencia en 1990 a 255.523 pesos para el 2015), esta aumenta drásticamente para quienes sí la han finalizado (de 506.646 pesos de diferencia en 1990 a 663.950 pesos para el 2015).
En tanto, quienes nunca se han matriculado en la educación superior exhiben ingresos promedio del trabajo que ascienden a 273.853 pesos en 1990, para el 2015 este equivale a 350.153 pesos, mientras que quienes no han finalizado la educación superior varían desde 538.208 pesos en 1990 a 605.676 en el 2015. Así, el grupo compuesto por quienes sí finalizaron sus estudios pasa de obtener ingresos promedio equivalentes a 780.498 pesos en 1990 a 1.014.103 en el 2015.
"El sistema actual ya no es el pequeño y elitista de hace algunas décadas, sino que uno de masas. Aquellos sectores históricamente excluidos del sistema son los que ahora han recibido la expansión en matrícula en instituciones universitarias", explica Tito Flores, director ejecutivo Obesup, advirtiendo los problemas que provoca la masificación en la Educación Superior.
"Un sistema masificado implica que la formación a nivel superior ya no está exclusivamente orientada hacia lo que comúnmente se denominan "profesiones liberales" o hacia el aumento de las capas intelectuales, sino que implica una relación estrecha entre el sistema educativo y el mercado del trabajo", señala Flores.
Ante esto, el estudio concluye que el crecimiento de la cobertura ha sido ineficiente, desde el punto de vista de las proyecciones laborales y económicas de quienes han sido los "beneficiarios" de dicha expansión.
La estructura productiva ya no es capaz de generar puestos de trabajo que utilicen en plenitud las competencias adquiridas por la fuerza laboral más calificada de la historia de Chile. Por otro lado, al observar las brechas salariales, un mensaje que se desprende es que quienes no pueden finalizar sus estudios, empeoran su situación respecto de quienes nunca se han matriculado en una institución de Educación Superior, ya que sus distancias en ingresos han tendido a estrecharse, con la diferencia que este último grupo no tuvo que endeudarse para insertarse en el mundo del trabajo.