En Santiago y regiones, chilenos y extranjeros, dedicaron la madrugada del domingo a celebrar el reconocimiento de la Iglesia Católica al sacerdote jesuita.
Las vigilias por la canonización de San Alberto Hurtado se desarrollaron en cerca de un millar de lugares en todo Chile, de los cuales el más importante fue la explanada del santuario, en Estación Central, con unos 25.000 asistentes que se reunieron para ver la transmisión televisiva del histórico momento.
En Santiago, otro de los escenarios importantes de esta actividad para esperar que el Papa Benedicto XVI declarara al sacerdote jesuita como el segundo santo chileno fue el Colegio San Ignacio de Alonso de Ovalle, donde él estudió.
A los festejos del establecimiento asistieron unas 1.200 personas, para integrarse a actividades artísticas, a una liturgia antes de la televisación del hito religioso y a un desayuno, antes de partir a la Misa de Acción de Gracias, en el santuario.
Igualmente, una de las actividades especiales desarrolladas en Santiago fue protagonizada por la comunidad de la parroquia San Francisco, que transformó la tradicional misa dominical en una jornada para que los niños conocieran al santo.
Estas celebraciones no sólo atrajeron a los fieles de las iglesias capitalinas y del resto del país, sino también a católicos extranjeros.
Un grupo de estudiantes argentinos viajó desde Mendoza, pues conocían al Padre Hurtado por la formación en el colegio jesuita al que asisten, San Luis Gonzaga.
Los jóvenes trasandinos destacaron que San Alberto Hurtado es bastante conocido y señaló que uno de los sacerdotes del establecimiento los instó a viajar para presenciar la canonización de un hombre que, a su juicio, es un ejemplo de vida.
De igual manera, un grupo de turistas peruanos desearon interiorizarse de la historia del sacerdote fallecido en 1952, luego de escuchar de boca de su guía turista detalles de la ceremonia de este domingo.
