El consejero constitucional y cineasta Miguel Littin afirmó que el próximo 11 de septiembre, cuando se cumplen 50 años del golpe militar que derrocó al Gobierno democráticamente electo de Salvador Allende y dio inicio a la cruenta dictadura de Augusto Pinochet, "no hay nada que conmemorar" pues, de acuerdo con su sentir, cada recuerdo sólo trae de vuelta el dolor de esa época.
El realizador del clásico del cine chileno El Chacal de Nahueltoro (1969) y dos veces nominado al Oscar por Actas de Marusia (1976) y Alsino y el cóndor (1983), es militante socialista desde hace más de 40 años y durante la Unidad Popular fue designado por Allende como presidente de Chilefilms, en ese tiempo una empresa estatal.
Littin no soslayó del "ambiente crispado" que se vive hoy en el país, a cinco días del 11 de septiembre.
"Por eso hay que reconciliar los ánimos, no festejar ni tampoco lamentar, mirar al país de una manera distinta, saltamos los 50 años y proponernos una situación diferente hacia el futuro. 50 años en la historia no son nada. Las heridas están abiertas y siguen sangrando", sostuvo en entrevista con La Segunda.
En ese contexto, "mientras no hagamos un gesto generoso de todo Chile para cerrar esas heridas, establecer la justicia como un principio humano irrenunciable y dar satisfacción a los que sufren, no vamos a poder superarlo. No hay nada que celebrar ni conmemorar, ¿para qué?, cada recuerdo... ¿a qué lleva sino al dolor? Mirar hacia el pasado siempre conduce a que los humanos se conviertan en estatuas de sal", expuso.
"ALLENDE ME PROVOCADA GRAN ADMIRACIÓN"
Reflexionó igualmente sobre el vínculo que mantuvo con Allende, hasta la muerte del Mandatario durante el golpe, y si podían considerarse amigos.
"Yo siempre lo pensaba; uno puede ser amigo durante algunos momentos de la vida, algunos momentos del día, pero, de pronto, se crea la distancia entre el que tiene la responsabilidad del país y uno que está mirando casi en la ribera del río. Sí, viví grandes momentos con Allende, porque lo conocí como candidato en 1964, como un hombre que enfrenta las dificultades de todos los días y también en la derrota", contó.
"Entonces, esa personalidad tan fuerte de Allende, que no se deja derribar nunca por el destino, me provocaba gran admiración aunque no siempre estuviera de acuerdo con su política", expresó, resaltando que inicialmente que el político socialista le parecía un "hombre poco brillante", pero luego: "De pronto, fue cambiando frente a mis ojos y se fue transformando en ese tipo brillante que mira a la gente y tiene una sonrisa real".
"EL AMBIENTE MÁS TENSO DE MI VIDA"
Littin también reconstruyó el relato de cómo vivió aquel 11 de septiembre de hace cinco décadas.
"Nunca he vivido un ambiente más tenso en mi vida entera que ese día. Sabíamos todos que venía, pero era como una atracción hacia el precipicio, todos ahí esperando. El que evita la guerra civil es Allende", afirmó en el vespertino.
"Él dice 'vayan a sus casas y esperen', por eso yo me voy a Chilefilms, porque me recibían como autoridad", continuó el cineasta. Aunque había renunciado a dirigir la empresa cinematográfica nacional el año anterior, lo respetaban, y gracias a ello logró persuadir a los trabajadores que estaban dispuestos a resistir: "Afortunadamente, esos jovencitos que querían enfrentar con fuegos artificiales a las tropas se fueron y se evitó una masacre".
Littin, por su parte, fue detenido en las oficinas de Chilefilms una vez ocurrió el golpe.
"Me tomaron rehén y estuve en tres simulacros de fusilamiento... Un teniente, que estaba muy desorbitado, interrogaba a los prisioneros y daba órdenes para subirlos a un camión. Cuando me pregunta quién era yo, un sargento le dice 'No, no, no, mi teniente, este señor no tiene nada que ver, vino a hacer acá un reclamo de unos vecinos que le destruyeron su automóvil'. El teniente me dice '¿cómo puede ser tan hueón de venir a presentar reclamo hoy día?'. 'Ya váyase', me dice. Me fui mirando hacia atrás, siempre pensado en la Ley de Fuga", rememoró.
"Más allá, me encuentro con mi esposa porque le habían dicho que yo estaba muerto, pero le avisaron que yo estaba adentro y que se quedara dando vueltas. Fue el mismo sargento quien me sacó. Yo a ese hombre le debo dos o tres veces la vida", agradeció.
Tras reencontrarse con su familia, juntos se refugiaron en la embajada de México, país donde comenzaron su exilio.
Con 81 años a su haber, y por ser el integrante de mayor edad, el pasado 7 de junio inauguró el Consejo Constitucional del segundo proceso para redactar una nueva Carta Fundamental. "La historia no perdonará a quienes se dejen llevar por pasiones o revanchismos del pasado", exhortó en su discurso como presidente provisional.
Los 17 años de la dictadura de Pinochet dejaron cerca de 40.000 víctimas, entre torturados y presos, y más de 3.200 opositores ejecutados, de los cuales un tercio permanece aún desaparecido, según datos oficiales.
Las víctimas de desaparición forzada llegan a 1.469 personas. Hasta la fecha, según las autoridades, solo 307 cuerpos han sido hallados.