El prefecto jefe de Interpol en Chile, Pedro Cuevas, informó que antes de que el cuerpo de Ramón Castillo, líder de la secta de Colliguay, sea trasladado a Chile la policía peruana debe confirmar que se trató de un suicidio.
El cadáver de Castillo fue encontrado este miércoles en una casona abandonada de Cusco mientras era rastreado por la policía de ese país por la acusación de encabezar la secta que asesinó a un lactante de dos días de vida en noviembre de 2012.
"El hallazgo del cadáver en Perú ha abierto un proceso criminal y por lo tanto las condiciones que se tienen que dar es que a partir del trabajo que ha realizado la Policía Nacional de Perú en el sitio del suceso, además de los exámenes e informes que entregue el Instituto Médico Legal de Perú, se pueda establecer de manera científica que se trata de un suicidio", explicó Cuevas.
"En ese caso el cuerpo queda a disposición de su familia y recién entonces puede ser repatriado a nuestro país", agregó.
En Santiago las diligencias de este jueves se centraron en la entrevista a Francisca Ceroni, la mujer que acompañó a Castillo a Perú y que concurrió al cuartel de la BIPE para que entregue antecedentes de este viaje.
Cuestionamientos
Mientras, un amigo del líder de la secta identificado como Sebastián contó que "hay muchos años de conocimiento, de compartir. No fue una amistad pasajera. Eso hace que uno se cuestione algunas cosas y trate de armar este puzzle".
"Nadie esperaba un final así, tiene que haberse visto acorralado, muy presionado, sin escapatoria alguna y ahí se bajan varias tesis que tenía inicialmente la PDI, como que llevaba mucho dinero, lo que era falso, de lo contrario no habría estado viviendo en las condiciones en que estaba", afirmó.