El chileno Nicolás Zepeda negó este lunes haber matado a su ex, la japonesa Narumi Kurosaki, en el juicio de apelación que se celebra hasta el día 22 en la ciudad de Vesoul, en Francia, donde fue condenado en primera instancia por ese asesinato.
"Rechazo con todas mis fuerzas los hechos que se me reprochan. Es una acusación horrible que se añade a la desaparición de Narumi. Ha sido una verdadera pesadilla. Yo no maté a Narumi y espero que este proceso nos conduzca a la verdad, a una verdad que necesitamos... tal vez para encontrarla", dijo hoy el condenado, que en este juicio se defenderá en francés tras perfeccionar el idioma en estos años en la cárcel.
Esta fue la primera declaración de Zepeda, reproducida por los medios locales, ante el Tribunal de lo Criminal de Haute Saône que lo vuelve a juzgar por la desaparición desde del 4 de diciembre de 2016 de Narumi Kurosaki, que tenía entonces 21 años y había sido la novia del chileno hasta que ella había decidido romper unas semanas antes.
El presidente del tribunal, François Arnaud, presentó más tarde el sumario y la acusación contra el encausado, que tiene ahora 32 años, de haber asesinado con premeditación a la estudiante japonesa.
Arnaud recordó en particular que "aunque no se ha encontrado el cuerpo" los jueces en el proceso celebrado en primera instancia concluyeron que "Narumi Kurosaki fue víctima de un homicidio voluntario".
Entonces lo sentenciaron a 28 años de cárcel. Zepeda recurrió el dictamen de un proceso en el que ya estuvo negando sistemáticamente su culpabilidad.
La madre y las dos hermanas de la joven han viajado a Vesoul para asistir al juicio aunque, según su abogada, no esperan "nada" y han acudido únicamente "para honrar la memoria de Narumi".
También está presente Humberto Zepeda, el padre del acusado, que en declaraciones a la prensa antes de que se iniciara la audiencia insistió en la inocencia de su hijo y en el hecho de que no se ha presentado ninguna "prueba científica" contra él.
Después de haber roto con él, Narumi Kurosaki, que estaba estudiando en la ciudad francesa de Besançon, se encontró el 4 de diciembre de 2016 con Nicolás Zepeda, que había cruzado el Atlántico sin avisarle.
Después de cenar en un restaurante, los dos se fueron a la residencia universitaria donde varios estudiantes dijeron más adelante haber escuchado gritos, aunque ninguno llamó a la policía.
Pese a que en los días siguientes hubo varios mensajes desde el correo electrónico y desde la cuenta de Facebook de la joven japonesa, la acusación sospecha que eso formó parte de una estratagema de Zepeda para ganar tiempo y huir de vuelta a Chile.