El destacado jurista chileno Claudio Grossman consideró que la decisión de la Cancillería de omitir su candidatura a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), a través de la cual pretendía tomar la vacante que dejó la muerte del brasileño Antônio Cançado Trindade, implicó "perder una oportunidad histórica".
Después de días de incertidumbre y reclamos de excancilleres y diplomáticos que lo respaldaban, a fines de julio pasado el Ministerio de Relaciones Exteriores puso freno a la aspiración de Grossman, que pudo ser el primer chileno en tal cargo en 67 años, tras el desempeño como juez titular de Alejandro Álvarez Jofré entre 1946 y 1955.
Si bien aseveró en la Revista Ya que no se toma lo resuelto por la Cancillería como algo personal, admitió que "creo que hubo una pérdida de oportunidad para una candidatura nacional con posibilidades de éxito, en un organismo tan importante como la CIJ. Y esta no fue basada en un análisis adecuado ni con la debida diligencia", puesto que el propio Brasil -que corrió con ventaja por la nacionalidad del fallecido juez- "¡apareció presentando dos candidatos y retiró otro!".
A su vez, planteó que "se decidió no apoyar una candidatura nacional por un Gobierno de izquierda, entregando su voto a un candidato de (el presidente ultraderechista, Jair) Bolsonaro, sobre la base de argumentos cuestionables. Por ejemplo, una tradición que no es tal; falta de tiempo, ignorándose que se trataba de una elección extraordinaria; la inexistencia de votos cuando las otras candidaturas estaban en la misma posición, y la existencia de otras prioridades que no son incompatibles", como la candidatura de Chile al Consejo de los Derechos Humanos.
Quien fuera coagente en el caso de la delimitación marítima contra Perú y en el caso contra Bolivia recalcó que "la pregunta más interesante para mí, más que ver los motivos, es revisar seriamente los procesos de tomas de decisiones que en este y en otros casos han demostrado graves fallas", insistiendo en que "tengo la sensación de pérdida de una oportunidad histórica para Chile".
"Esto se ha personalizado como algo hacia mí, ¡pero yo tengo muchas oportunidades de contribuir en el mundo! He tenido gran satisfacción por el apoyo público y privado de los excancilleres y el pueblo de Chile. Aquí se perdió una oportunidad histórica para Chile. A mí me pone esta situación como... ¡diablos, esa oportunidad se perdió porque no me presentaron a mí! Y, desde ese punto de vista, es algo inconfortable. En lo personal, ha reforzado los espacios en que puedo contribuir internacionalmente", enfatizó.
A juicio de Grossman, que Chile volviera a la CIJ tras más de medio siglo pudo significar "la proyección de los valores nacionales, dando cumplimiento estricto a un orden jurídico basado en el derecho. Esto no es el orden jurídico clásico del colonialismo: ha habido una transformación, hay derechos de autodeterminación, derechos humanos, derechos de las personas y del medioambiente", así como "proyectar esos valores frente, además, a una candidatura de Bolsonaro... ¡a Bolsonaro lo abuchearon en las Naciones Unidas!".
"Segundo, los jueces de la CIJ no tienen que recusarse en los casos de sus países, deben ser independientes. Eso permite, dentro del derecho y sin renunciar a la independencia, estar seguro de que se vean todos los temas. A veces pasan circunstancias extraordinarias y la capacidad de adaptación rápida, de agarrar una oportunidad es fundamental. También, me hubiera parecido importante conversar a tiempo", remató.
"CONTRADICCIONES" EN LA POLÍTICA EXTERIOR
Consultado sobre el manejo del Gobierno del Presidente Boric en las relaciones exteriores del país, el abogado radicado en Washington apuntó que "veo una preocupación en distintos sectores internacionales respecto a contradicciones en la política exterior de Chile", que según él, siempre "tuvo un cierto nivel de consistencia y apoyo de todos los sectores".
"Y hoy hay desconcierto -continuó-, por poner un ejemplo, sobre cuál es la posición de Chile respecto a soluciones pacíficas de controversias, por la discusión pendiente del TPP-11. Hay un compás de espera y una necesidad de definiciones en ciertas áreas respecto a la posición de Chile como sociedad, por ejemplo, el resultado del plebiscito. La política internacional es también la proyección de la política interna de un país. Y en Chile hay un compás de espera, es lo que uno ve".
En la misma línea, consideró que el ya superado impasse de la Cancillería con el embajador de Israel en Chile "fue sin precedentes", puesto que "si uno quiere expresar el rechazo a las políticas de otro país, hay protocolos y mecanismos. Esto causó inquietud y no fue bien recibido en los medios diplomáticos".
"Países muy enemigos tienen relaciones diplomáticas. Mire los conflictos que hay y las normas de derecho internacional relativas a la inmunidad diplomática, al respeto consular, a la importancia de seguir protocolos han sido parte esencial del desarrollo del derecho internacional. Lo que ocurrió en Chile provocó rechazo a nivel internacional y fue una sorpresa", reafirmó.
Respecto a otros incidentes en materia de política exterior, como las declaraciones e imágenes del embajador en España, Grossman complementó que "a veces son inevitables ciertos errores, pero cuando ellos ocurren hay que corregirlos. Y tiene que haber una corrección rápida, eficiente y aprender de la situación. Porque si se generara la visión de la existencia de un patrón de conducta, eso no sería favorable para los intereses nacionales".