Cambio en el ph de los océanos puede acabar con la vida marina este siglo
En los últimos 300 millones de años, la química marina ha sufrido "profundos cambios".
Un tercio de las emisiones de CO2 va directamente a los océanos.
En los últimos 300 millones de años, la química marina ha sufrido "profundos cambios".
Un tercio de las emisiones de CO2 va directamente a los océanos.
Las emisiones de CO2 provocadas por el hombre no sólo causan el calentamiento global de la Tierra, sino que también alteran el ph de los mares y océanos, elevando su acidez hasta unos niveles que, de no frenarse, impedirán la vida marina en pocas décadas.
A
sí lo advierte un estudio, que se publica en la revista Science y en el que han participado investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), de la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA) y de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
El estudio explica que en los últimos 300 millones de años, la química marina ha sufrido "profundos cambios", aunque ninguno "tan rápido, grande y global como el actual".
La acidificación marina se produce a medida que el CO2 emitido por la actividad humana -originada fundamentalmente por la quema de combustibles fósiles- es absorbido por los océanos.
Un tercio de estas emisiones va directamente a los océanos, que se vuelven progresivamente más ácidos, tanto más cuanto más frías son las aguas.
La acidificación, que perjudica a muchas formas de vida marina, interfiere, sobre todo, en el desarrollo de las especies con caparazón o esqueleto de carbonato cálcico (corales y moluscos, por ejemplo).
En declaraciones a Efe, el investigador del Instituto de Ciencias del Mar Carles Pelejero, advierte de que la acidificación de los océanos está afectando ya a algunas especies de fitoplancton propias de altas latitudes que son la base principal de la dieta de los salmones y las ballenas, entre otros animales marinos, y por tanto un eslabón esencial de las redes tróficas de los océanos.
Según este investigador, "las aguas de altas latitudes, como el océano Ártico o el Austral, que son muy frías y por tanto muy ácidas y ricas en CO2, alcanzarán en una o dos décadas unas condiciones químicas que impedirán que los organismos con caparazón sobrevivan".
Además, los experimentos desarrollados en zonas más cálidas con corales, como la gran barrera australiana, han demostrado que, "por este lado (del Pacífico), esta cadena coralina está bastante afectada, mientras que en la parte del Índico -probablemente porque estas aguas son más templadas- los corales aún siguen creciendo".