El arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, no pudo eludir las preguntas sobre el cura Fernando Karadima al cumplir, este martes, su primera actividad pública de regreso a Chile tras ser investido en Roma cardenal por el papa Francisco el pasado 22 de febrero.
Ezzati visitó la Casa de las Hermanas de la Caridad en Estación Central, donde se le consultó por la polémica generada tras conocerse que Karadima sigue celebrando misas, pese a que se lo prohibió a perpetuidad el Vaticano al condenarlo por abuso sexual contra menores de edad.
"Por supuesto voy a acoger, voy a recoger todos los datos. Acabo de llegar, deberé recogerlos; dénme el tiempo para acoger y recoger los datos, y después voy a enviarlos a la Iglesia", dijo Ezzati.
"Vamos a ver lo que hay, porque estando en Roma naturalmente era imposible que yo viera y siguiera directamente el caso. Lo voy a seguir ahora", afirmó.
El cardenal también fue consultado por una querella interpuesta en Valdivia por el abogado Marcelo Vargas en la que se lo acusa de encubrir los abusos sexuales cometidos por el sacerdote salesiano Rimsky Rojas, ocurridos entre 1986 y 1987.
"No tengo nada que ver con eso (...) De ninguna manera", afirmó el prelado, que dijo recibir "tranquilo" estas acusaciones.
"El santo padre, en la homilía que nos dirigió, nos invitó a tener un corazón abierto al perdón, a la reconciliación y a la acogida. Con ese espíritu yo emprendo también esta nueva etapa", dijo.
Denunciante critica demora
Durante esta misma jornada el periodista Juan Carlos Cruz, uno de los denunciantes de Karadima, utilizó su cuenta de Twitter para criticar la tardanza de las autoridades eclesiales para reaccionar ante la última denuncia a Karadima.
Cruz fue precisamente quien denunció la misa oficiada por Karadima, tras recibir las fotografías que le hizo llegar el abogado Cristián Latrille, testigo del hecho.