Expertos recomiendan no llevar a menores de tres años a los malls porque los agota e intranquiliza

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Autor: Cooperativa.cl

Los mismos efectos tienen cuando van al supermercado o ven TV.

Los excesos de estimulación pueden influir en el desarrollo cerebral.

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Los niños menores de tres años no deberían ser llevados a los malls porque en estos lugares reciben una estimulación visual y auditiva exagerada que los agota e intranquiliza. Esta es la principal recomendación de un curso que está realizando la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile titulado "Apego y experiencia temprana: el descubrimiento de los primeros años", donde se abordan los descubrimientos recientes de la neurociencia y genética en el desarrollo infantil.

La neurobióloga de la Universidad de Chile, María Eugenia Moneta, señala que lo mismo ocurre cuando van a los supermercados o ven televisión.

"En esta etapa el cerebro se está formando y, por lo tanto, aunque la experiencia y estimulación son muy importantes, no hay que someterlos a excesos porque es en este período cuando específicamente se producen y pulen las conexiones sinápticas formando circuitos neuronales que, de usarse, permanecerán de por vida",  plantea la experta.

Regulación emocional

Por su parte, otro de los temas que la especialista señala en el curso es que a veces se observan ciertas madres, por ejemplo en los supermercados, que no son capaces de regular el comportamiento de sus hijos, lo que va a incidir, posteriormente, en la relación que ellos tendrán con sus pares, en el colegio y, más adelante, en sus trabajos, plantea.

La regulación emocional se produce desde el comienzo del vínculo.

Para ello es necesario que la persona esté disponible, se mantenga tranquila, coloque límites, sea confiable y posea un canal de comunicación abierto con el menor.

Cuando los niños no han gozado de un apego seguro tienen dificultades para desarrollar lazos afectivos satisfactorios, suelen ser violentos, presentan una mala relación con las figuras de autoridad, no se ajustan a las normas y se llevan mal con sus pares.

"Más tarde, cuando son adultos, muchas veces terminan siendo despóticos y corren riesgo de caer en la delincuencia y drogadicción", apunta.

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