El presidente de Brasil, Michel Temer, respondió a diversas conjeturas sobre la posibilidad de que se postule para la presidencia en las elecciones de octubre próximo y afirmó: "No soy ni seré candidato".
En una entrevista con Radio Bandeirantes, Temer despejó las dudas que surgieron en los últimos días y declaró que ya se siente "muy feliz" por haber ejercido el cargo.
Temer llegó al poder en mayo 2016, cuando -en su condición de vicepresidente- sustituyó a la entonces mandataria Dilma Rousseff, destituida por el parlamento debido a irregularidades en el manejo de los presupuestos.
A pesar de que su popularidad se sitúa actualmente en un escaso 6 por ciento, el publicista Elsinho Mouco, responsable por la propaganda delGgobierno, anunció esta semana que Temer aspiraría a la presidencia y se ganaría la aceptación de los brasileños tras haber decretado una intervención federal en el área de seguridad de Río de Janeiro.
Esa decisión puso en mano de las Fuerzas Armadas toda la dirección de esa delicada área, fue adoptada después de que durante las recientes fiestas del Carnaval carioca los índices de violencia se dispararan en la ciudad y las autoridades locales admitieran que eran incapaces de controlar a la delincuencia.
¿Intervencionismo electoral?
En la entrevista con Radio Bandeirante Temer rechazó de plano que esa decisión haya sido guiada por alguna intención "electoral", y sostuvo que la propia situación de inseguridad en Río de Janeiro fue lo que "lo llevó a la conclusión de que era necesaria" la intervención militar.
Temer admitió también que se llegó a barajar la posibilidad de decretar una intervención federal "total" en Río de Janeiro, lo que habría supuesto la destitución del gobernador de ese estado, Luiz Fernando Pezao.
"Se planteó en un primer momento ( la intervención federal), pero luego dejé de lado la idea pues habría sigo algo muy radical y lo rechacé. Llegamos a la conclusión de que sólo debíamos intervenir solo en el área de seguridad", declaró.
El molde de la intervención será definido la semana próxima por el general Walter Souza Braga Netto, designado por el Gobierno como "interventor" y responsable ahora de la seguridad en Río de Janeiro.