La presencia o no de Donald Trump en el primer debate de los precandidatos republicanos a la presidencia de Estados Unidos ha centrado en las últimas semanas la dialéctica en torno a la cita, que se celebrará este miércoles en Milwaukee (Wisconsin), y su ausencia está llamada a ser la gran protagonista de la noche.
A pesar de que no estará, el exmandatario y las cuatro imputaciones penales que hay en su contra se colarán, previsiblemente, en una de las primeras citas de la carrera a la presidencia que encabeza por ahora, con todas las encuestas a su favor.
Tras varias semanas insinuándolo, Donald Trump confirmó el pasado fin de semana que no participará en los debates. Podría incluso tener algo preparado para quitarle el interés al evento, pues medios como The New York Times han sugerido que esa misma noche concederá una entrevista al periodista Tucker Carlson, quien fue despedido hace un año de la cadena Fox News.
"Trump no estará en el escenario, pero la pregunta clave es cuánto del debate versará sobre él y las acusaciones criminales que enfrenta", apunta a EFE Aaron Kall, experto en Ciencias Políticas de la Universidad de Michigan.
UN DEBATE A SIETE
En total son siete los precandidatos que han alcanzado los requisitos estipulados por el Comité Nacional Republicano, entre ellos tener 40.000 donantes únicos y obtener un mínimo del 1% de apoyo en tres encuestas nacionales.
Son el gobernador de Florida, Ron DeSantis; el senador de Carolina del Sur Tim Scott; el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie; el gobernador de Dakota del Norte, Doug Burgum; el empresario Vivek Ramaswamy; la exgobernadora de Carolina del Sur Nikki Haley y el exvicepresidente Mike Pence.
Todos ellos han tenido que firmar además un compromiso de lealtad por el que prometen apoyar al eventual candidato que salga elegido tras los sucesivos procesos de primarias antes de la cita electoral, en noviembre de 2024. Trump no lo ha querido firmar.
Los siete candidatos se han encargado en los últimos meses de expresar sus opiniones sobre el exmandatario. Chris Christie, por ejemplo, "probablemente tenga un incentivo para hablar sobre Trump porque son ideológicamente opuestos", mientras que otros como Haley y Scott preferirán guardar silencio porque "no quieren correr el riesgo de ofender a la bases republicanas" y podrían ser candidatos a la vicepresidencia" si Trump es elegido, señala Kall.
"Más difícil", añade, lo tiene Ron DeSantis, quien según las encuestas sería el segundo favorito para ser el candidato y enfrentarse a Joe Biden, quien, salvo sorpresas, optará a la reelección el año que viene al frente del Partido Demócrata.
DeSantis "va a ser el objetivo principal", afirma Kall, por lo que su misión será defenderse cuando lo ataquen y medir sus palabras sobre el expresidente, ya que ambos compiten por el mismo perfil de votantes.
WISCONSIN, UN ESTADO CLAVE
Trump asegura que no va a Milwaukee -ni tampoco irá, presumiblemente, al segundo debate en Simi Valley (California)- porque no lo necesita: "El público ya sabe quién soy", se ha encargado de repetir. Sin embargo, puntualiza Kall, el proceso para que un partido elija a su candidato es largo y cada evento suma.
En enero de 2016 decidió saltarse el debate de las primarias en Iowa porque "no tenía una buena relación con la moderadora, Megyn Kelly" y cuatro días después, cuando los republicanos votaron en el caucus de este estado, terminó perdiendo. "Fue una sorpresa que perdiera ante Ted Cruz y creo que en parte fue porque decidió no debatir", afirma Kall.
Aunque la pugna republicana está todavía en sus albores, no estar en Milwaukee también es significativo, porque el estado de Wisconsin es uno de los más disputados del país: En las presidenciales de 2016 Trump se impuso a Hilary Clinton por un estrecho 47,2% frente al 46,4%; mientras que en 2020 Joe Biden logró teñir el estado de azul, también por un estrecho margen del 49,6%, frente al 48,9% de Trump.