El fallecimiento de la princesa de Gales fue ocasionado por el actuar irreflexivo del chofer de su automóvil y los paparazzi que la perseguían, de acuerdo a un tribunal.
La muerte de Diana de Gales fue un homicidio por imprudencia del conductor de su automóvil y de los paparazzi que la perseguían, según decidió el jurado de la investigación judicial sobre el fallecimiento de la princesa.
El cuerpo colegiado, que pasó casi seis meses escuchando a más de 250 testigos de distintas partes del mundo, llegó a un acuerdo mayoritario sobre el veredicto después de deliberar durante cuatro días.
El pasado 31 de marzo, el juez de instrucción Scott Baker leyó sus conclusiones ante el jurado, en las que descartó la teoría de la conspiración defendida por el padre de Dodi al Fayed, quien murió junto a Lady Di.
Además de Diana y su novio, perdió la vida el conductor del vehículo, Henri Paul, quien conducía bajo los efectos del alcohol.
La investigación, cuyos resultados se recogen en un informe de 832 páginas publicado en 2006, confirmó que Paul había bebido demasiado y conducía a gran velocidad.
Tampoco hay evidencias de que el duque de Edimburgo, el príncipe Felipe, ordenara el asesinato de Diana de Gales. (EFE/Agencias)
