Enrique Orellana dijo en el juicio que desde abril no recibe sueldo del Banco Central.
Acusado de violación de las niñas agregó que ha privilegiado destinar el dinero a su defensa.
Orellana enfrenta la tercera jornada del juicio en su contra.
El ejecutivo del Banco Central Enrique Orellana, sometido a juicio por la acusación de violar a sus tres hijas, reconoció que no paga la pensión alimenticia de las niñas desde que se inició este proceso en su contra y argumentó que esto se debe a que desde abril no recibe su sueldo y el dinero que tiene lo ha destinado a su defensa.
El imputado enfrenta por tercera vez a los tribunales de justicia luego de que se anularan los dos primeros: uno en el que había sido absuelto y otro que lo condenó a 60 años de cárcel. La resolución del Cuarto Tribunal Oral en Lo Penal será la definitiva.
En la tercera jornada de esta causa Orellana fue interrogado por el fiscal Patricio Macaya y el querellante Fernando Monsalve, quienes le preguntaron por qué no paga la pensión alimenticia de sus hijas.
"No la estoy pagando porque desde abril de este año no recibo sueldo, porque estuve preso y luego de eso estoy con licencia médica por estrés postraumático. Los escasos recursos que tengo los he dedicado a pagar las deudas que tengo porque si no lo hago pierdo mi trabajo y porque necesito pagar los gastos de mi defensa", explicó el acusado.
"Para mí es muy importante defenderme porque es la única forma de que mis hijas crezcan sabiendo la verdad. Soy absolutamente inocente y quiero que mis hijas sepan sabiendo eso y el día de mañana cuando sean grandes puedan informarse y crecer como personas sanas y no en medio de la basura que les ha metido la mamá en la cabeza", agregó Orellana.
El ex ejecutivo apuntó que sus hijas han señalado que otra persona distinta de él fue quien las violó: "Sí, en las declaraciones de Catalina en el SML habla de Mateo, habla de Santiago, y he visto otras declaraciones de la Sofía también habla de otras personas".
Mientras que el abogado Monsalve aseguró que éste es un relato absolutamente armado de una persona que hace dos años ya sabe que puede enfrentar la cárcel de por vida.
