Murieron producto de bombardeos contra una residencia familiar, la casa de un profesor universitario y el campamento de refugiados de Nuseirat.
El Ejército sostuvo que el disparo que alcanzó a Aysenur Ezgi Eygi en medio de una protesta en Cisjordania iba dirigido a un instigador de disturbios.
Después de que una autopsia verificara la procedencia del tiro, autoridades israelíes solicitaron realizar su propio examen al cuerpo de la joven.
"Familias enteras fueron tragadas bajo montañas de arena" producto de este hecho, denunció la unidad de defensa civil de Hamás.
Israel justificó la ofensiva aduciendo la presencia del grupo islamista en la zona, lo que éste calificó como "una mentira descarada".
La agrupación acusó que algunos de sus miembros han recibido amenazas en las calles y redes sociales por parte de civiles y uniformados israelíes.
"Nadie en Israel debería juzgar ni criticar a ninguna familia por la forma en que elige luchar por el regreso de sus seres queridos", manifestó la organización.
Los bombardeos israelíes han obligado a muchos centros escolares a cesar su actividad y convertirse en refugios para los miles de gazatíes.
Eliran Mizrachi sufría trastorno por estrés postraumático.
Es, al menos, el undécimo militar que se quita la vida desde el inicio de la guerra.
"No negociamos con asesinos", afirmó el ministro de Seguridad, Itamar Ben Gvir, en medio de la masivas protestas en Tel-Aviv que exigen al Gobierno un cese al fuego en Gaza.
Abogó por "detener el suministro de combustible y electricidad" al enclave.
En el registro, posiblemente guionizado, la víctima acusa al Gobierno de Netanyahu de haber "fracasado".
La milicia palestina advierte, al cierre, que "el tiempo se está agotando".
La joven israelí Eden Yeushalmi, de 24 años, permaneció en el enclave palestino por más de once meses tras ser secuestrada por Hamás el 7 de octubre, durante el Festival Nova.
"Estamos sufriendo, queremos regresar, los bombardeos aquí nunca paran y tememos por nuestras vidas", dijo antes de morir en un video publicado por el grupo palestino.
La medida, que logró durar solo media jornada, buscaba presionar al Gobierno para un acuerdo de rehenes con Hamás.
A esta se sumaron protestas a favor de un acuerdo de tregua, con cientos de israelíes cortando carreteras en Tel Aviv y Herzliya.
El proceso se da en medio del miedo de la población a asistir a los centros de inoculación por posibles ataques israelíes.
Son 640.000 niños que las autoridades pretenden inmunizar en dos rondas en el devastado enclave.
El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, criticó dicha política estadounidense, puesto que los palestinos "están muriendo por las armas que le estás enviando".
Sus declaraciones se producen luego de que la candidata demócrata a la presidencia del país norteamericano, Kamala Harris, reafirmó su "firme compromiso con la defensa de Israel".
Portavoz militar israelí acusó al grupo islamista por las muertes, pero Hamás replicó que fallecieron en bombardeos sobre Gaza.
Ataques afectaron a un campamento de refugiados y varias casas y departamentos donde vivían familias completas.
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