Una niña indígena de ocho años violada y embarazada por "alguien de su entorno familiar" será sometida a una cesárea porque su avanzado grado de gestación impide un aborto terapéutico, informó este miércoles el Ministerio de Salud de Panamá.
Este caso -el embarazo más precoz registrado en el país- conmocionó a la opinión pública y reavivó las denuncias sobre el grave y creciente problema de la violencia sexual en el país, especialmente hacia las niñas.
"La cesárea está programada, según se determinó en el 'plan de parto' por el Hospital Santo Tomás y el Hospital del Niño, siendo igualmente discutida de manera amplia con las autoridades y equipo de técnicos del Ministerio de Salud", indicó la cartera sanitaria en un comunicado.
El Minsa precisó que, debido a que el embarazo de la pequeña fue detectado cuando ya contaba con "23,4 semanas", no es posible aplicar las leyes locales que autorizan el aborto terapéutico.
"El Código Penal, en su artículo 144, señala que sólo se permite la interrupción del embarazo hasta las ocho semanas si este es producto de una violación sexual, y hasta 22 semanas si la mujer o el feto están en riesgo de muerte", recordó la información oficial.
EL HECHO FUE DENUNCIADO TARDE
La Fiscalía informó el pasado 23 de febrero, un día después de que la Televisora Nacional denunciara el caso, que desde el 29 de diciembre está detenido un hombre imputado de violación sexual agravada.
El mismo 23 de febrero la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Senniaf) aseguró que desde el pasado 27 de diciembre asistió a la víctima "procediendo inmediatamente a retirarla del núcleo familiar donde se encontraba el agresor".
La Senniaf precisó que la denuncia del caso fue presentada ante instancias judiciales "por parte de un familiar a las 21 semanas de embarazo" de la niña.
"UN TRAUMA PARA TODA LA VIDA
Eusebia Solís, psicóloga especialista en prevención de violencia hacia las mujeres, dijo a la agencia EFE que esta niña de ocho años seguramente estaba sometida "desde hacía tiempo" a violencia sexual, y que el embarazo puso al descubierto la situación.
Solís lamentó que se esté llevando "a una niña a dar a luz a otra niña (o niño), a generarle un trauma para toda la vida, sumado al abuso sexual que seguramente se ha dado a lo largo de su corta edad".
Opinó además que este caso es consecuencia de la falta de certeza de castigo que hay en Panamá para los violadores y abusadores, y de la ausencia de una educación sexual integral que permita que menores puedan identificar a potenciales agresores.