La llegada masiva de refugiados comienza ya desbordar la capacidad pública de acogida en grandes ciudades polacas, donde surgen iniciativas privadas como la de un centro comercial en Cracovia reconvertido en albergue y que distribuye ropa donada.
Según informó este miércoles el Gobierno polaco, de los aproximadamente 3 millones de desplazados que hasta ahora ha dejado la guerra, son ya 1,9 millones los que han llegado a Polonia, donde crece la presión sobre los servicios de acogida, cuya capacidad está al límite.
Una de las iniciativas que pretenden aliviar las dificultades de los refugiados en Polonia es una tienda gratuita donde es posible abastecerse con prendas nuevas y de temporada, cedidas por varias marcas de ropa.
"Si vas bien vestida, te sientes bien, y cuando todo te va mal, eso es más importante que nunca", explica a EFE una refugiada ucraniana que prefiere no decir su nombre a las puertas del "Guardarropa del Bien".
Este local abrió sus puertas el 11 de marzo y, de manera intencionada, "luce como una tienda normal en todo, menos en el precio de la ropa y el calzado, que es cero", cuenta a EFE Maria Wojtacha, coordinadora del proyecto.
Para entrar al "Guardarropa del Bien" y tomar cuanto se necesita es suficiente con presentar un pasaporte ucraniano o la prueba de que se ha entrado en Polonia desde ese país.
Los voluntarios colaboran de manera desinteresada cuidando a los niños mientras las madres entran en los probadores, descargando los camiones en el muelle de la tienda y orientando a los "clientes", en su mayoría mujeres y niños.
El local se encuentra dentro del centro comercial Plaza, en las afueras de Cracovia (sur), la ciudad polaca que, junto a Varsovia, ha recibido un mayor número de refugiados desde que comenzó la guerra en Ucrania.
En el centro comercial Plaza los refugiados no solo pueden encontrar ropa gratis: todo el edificio ha sido convertido, en poco más de diez días, en un albergue para 300 personas donde los locales que antes eran comercios se han transformado en una lavandería, una sala de juegos para niños, un comedor, un centro de primeros auxilios y varios dormitorios con camas plegables.
Tras llevar más de un año cerrado, el que fuese uno de los primeros centros comerciales "de estilo occidental" de Cracovia ha encontrado un nuevo uso, al menos de manera temporal, gracias a la decisión de la inmobiliaria que había adquirido el edificio de cederlo para este fin.
De la parada de tranvías cercana no dejan de afluir grupos de personas que siguen las indicaciones escritas en ucraniano de los carteles y se dirigen a la entrada del centro comercial.
"Nos han dicho que podemos estar aquí dos meses, pero yo me quiero ir cuanto antes; ¿adónde? no sé, a Italia, a Turquía o a Dubái", asegura una mujer de unos 50 años que trabajaba en un almacén cercano al aeropuerto de Kiev.
"Tengo familia en esos sitios; al principio sería una carga para ellos, pero espero encontrar trabajo cuanto antes", añade.
Su temor es que pronto empiecen a llegar los refugiados "más desesperados, a los que no les queda nada y no escaparon antes porque no tienen amigos ni familia fuera de Ucrania".
"Son muchos", asegura, "lo que está pasando ahora no es nada comparado con lo que va a llegar. Son muchísimos".
SERVICIOS DE ACOGIDA AL LÍMITE
A pesar del gran esfuerzo organizativo llevado a cabo por los organismos públicos e iniciativas privadas, así como por miles de ciudadanos, que se prestan a acoger en sus propias casas a familias de ucranianos, en las estaciones de trenes y autobuses de las principales ciudades polacas es posible ver durmiendo en el suelo a cientos de personas, a la espera de ser reubicados en albergues.
Los gobiernos locales de Varsovia y Cracovia estiman que han visto incrementadas sus respectivas poblaciones en un 15% en tan sólo 3 semanas.
El viceministro de Interior polaco, Paweł Bossernaker, afirmó hace unos días que "las próximas semanas serán más difíciles que estos primeros días, estamos en el primer kilómetro de un maratón".
Bossernaker hizo un llamamiento para que los refugiados "no teman" ir a ciudades pequeñas, en alusión al caso de un autobús con 80 personas que ayer se negaron a ir de Cracovia a un pueblo cercano para ser acogidos allí.
El Gobierno polaco anunció este miércoles que empezará a otorgar desde hoy un número de identificación fiscal a todos los refugiados para que puedan acceder a la sanidad y demás servicios públicos del país.