La Santa Sede y Rusia establecieron relaciones diplomáticas plenas
Así se determinó después de un encuentro entre Benedicto XVI y Dmitri Medvédev.
Las relaciones estaban tensionadas tras problemas con Juan Pablo II.
Así se determinó después de un encuentro entre Benedicto XVI y Dmitri Medvédev.
Las relaciones estaban tensionadas tras problemas con Juan Pablo II.
La Santa Sede y Rusia decidieron "establecer plenas relaciones diplomáticas", según informó el Vaticano tras el encuentro mantenido por el papa Benedicto XVI con el presidente ruso, Dmitri Medvédev.
"Durante el coloquio se ha expresado la satisfacción de ambas partes por las cordiales relaciones existentes y se ha concordado establecer relaciones diplomáticas plenas entre la Santa Sede y la Federación Rusa", señaló el Vaticano en un comunicado.
Benedicto XVI y Dmitri Medvédev, agregó el Vaticano en el comunicado, también analizaron la situación económica y política internacional, a la luz de la encíclica papal "Caritas in veritate", de la que el Pontífice regaló un ejemplar en ruso al mandatario.
La Unión Soviética y la Santa Sede establecieron relaciones diplomáticas en marzo de 1990, un año antes de su desintegración y poco después de la histórica visita al Vaticano del que fuera su ultimo presidente, Mijail Gorbachov el 1 de diciembre de 1989.
En enero de 1992 la Santa Sede reconoció a Rusia como sucesora jurídica de la URSS y estableció con ella relaciones a nivel de representaciones permanentes.
Gorbachov fue el primer líder soviético que se reunió con el entonces papa Juan Pablo II, quien en 1991 y 1998 también recibió al presidente ruso, Borís Yeltsin.
Después, en 2000 y 2003 el Papa Wojtyla recibió en el Vaticano al presidente y ahora primer ministro, Vladímir Putin (2000 y 2003). Benedicto XVI recibió a Putin en 2007. Medvédev ha sido así el cuarto presidente ruso que ha pisado el Palacio Apostólico.
Las relaciones entre el Vaticano y la Iglesia Ortodoxa Rusa sufrieron un importante deterioro en los últimos años del papado de Wojtyla, debido a la decisión de éste de reorganizar la Iglesia Católica en Rusia creando cuatro diócesis.
Los ortodoxos lo recibieron como una agresión y en aquellas fechas -2002- las autoridades rusas expulsaron a cinco sacerdotes católicos, incluido un obispo, sin explicación oficial, pero con insinuaciones de posible espionaje.