Virgilio P. Elizondo, un connotado sacerdote y teólogo de origen latino afincado en Estados Unidos, se suicidó tras ser denunciado por abuso sexual infantil.
El religioso tenía 80 años y en mayo de 2015 había sido acusado por un hombre por abusos supuestamente cometidos en 1983. Aunque negó la acusación, el caso seguía abierto y, según su entorno, la imputación lo había "hundido", consignó el diario español El País.
El denunciante del abuso sexual -cuya identidad se mantiene bajo resguardo- dijo que entre 1980 y 1983, mientras vivía en un orfanato, fue víctima de otro sacerdote, Jesús Armando Domínguez, pero que, particularmente en 1983, Virgilio Elizondo abusó de él "besándolo y tocándolo en forma inapropiada", según Noticias MVS.
Si bien aún no se aclaran todos los detalles del suicidio, médicos forenses revelaron que la muerte se produjo por un disparo autoinfligido en la cabeza, informó La Voz de Houston.
Hijo de inmigrantes mexicanos, Elizondo fue una figura clave del empoderamiento latino en Estados Unidos durante las últimas décadas. Se ordenó sacerdote en 1963 y a principios de los setenta se transformó en activista. En 1972 fundó el Centro Cultural Mexicano Americano, un think tank para la formación de líderes latinos, y años más tarde, la Academia de Teólogos Católicos Hispanos en Estados Unidos.
Posteriormente se doctoró en París y, de 1983 a 1995, fue párroco de la Catedral de San Fernando en San Antonio, la iglesia más vieja de Texas, donde estableció una misa bilingüe que se transmitía por televisión en todo el país.
En el año 2000 la revista Time lo incluyó en una lista de los principales líderes espirituales estadounidenses, destacándolo como un "innovador", y poseía seis doctorados honoríficos.
"Que la Virgen de Guadalupe lo acoja"
"Empoderó a los latinos desde la teología. Propuso la idea de que el mestizaje era el futuro de la humanidad, no sólo de una nación. Que el camino era la apertura, la diversidad permanente", dijo a El País el fraile dominico Carlos Mendoza, amigo y colaborador de Elizondo.
En el último año, tras la acusación de abuso, el religioso abandonó su cátedra de Teología Pastoral e Hispana en la Universidad de Notre Dame (en el estado de Indiana) y se refugió en su casa de San Antonio, Texas.
"Ésta es una ocasión de gran dolor, ya que su muerte fue repentina e inesperada", señaló el arzobispo de San Antonio, Gustavo García Siller, a la radio local WOAI.
"El padre Virgilio fue un sacerdote con corazón de pastor y sirvió como figura paterna para una generación entera de jóvenes latinos. Que la Virgen de Guadalupe, a la que amaba mucho, lo acoja con su compasión maternal", reaccionó el arzobispo de Los Ángeles, José Horacio Gómez.