Unas 200 casas quedaron destruidas durante el fin de semana en Australia por la oleada de incendios en condiciones "catastróficas" que afectaron gran parte del sureste del país, donde siguen activos más de un centenar de focos.
El grueso de los daños se registraron en el estado de Nueva Gales del Sur donde temperaturas de casi 47 grados llevaron a las autoridades a declarar condiciones "catastróficas" en los alrededores de Sídney, en la segunda vez que se utilizaba el máximo nivel de alerta por incendios desde su creación hace diez años.
"Creo que pasarán otras 24 horas antes de que tengamos un número exacto, pero creo que es justo decir que serán alrededor de cien (casas)", dijo a la prensa el subcomisionado del Servicio Rural de Incendios de este estado, Rob Rogers.
La otra zona afectada fue el estado de Australia del Sur, donde al menos 86 viviendas quedaron arrasadas en la zona montañosa alrededor de Adelaida, donde un hombre de 69 años murió cuando intentaba proteger su casa de un incendio que calcinó 25.000 hectáreas de terrenos.
El fin de semana eleva a alrededor de un millar el número de hogares destruidos por las llamas desde julio pasado, 800 de los cuales en Nueva Gales del Sur donde se han quemado tres millones de hectáreas, un área parecida a la de Bélgica.
"No deberíamos subestimar el espacio natural que se ha quemado y el importante impacto ecológico que tendrá. Se hará sentir durante años", dijo Rogers que subrayó que el fuego ha afectado principalmente zona de bosque, no de pradera.
En Nueva Gales del Sur, donde seis personas han muerto desde noviembre por los incendios, los bomberos esperan contener el centenar de focos activos gracias a la mejora de las condiciones meteorológicas, con un descenso de las temperaturas y aumento de la humedad.
Las autoridades prevén que a finales de semana vuelvan a agravarse las condiciones ante esta oleada de incendios, que comenzaron antes del inicio del verano austral en el que se espera una escasez de lluvia hasta el 21 de marzo.